Noche en reconocido motel y horas de angustia tras no volver a Cuba: la historia de Yasmani Acosta sobre sus primeros años en Chile

Yasmani Acosta no la pasó nada bien cuando decidió no regresar a Cuba y quedarse en Chile. Hoy podría tener su gran recompensa en los Juegos Olímpicos de París.
Yasmani Acosta no la pasó nada bien cuando decidió no regresar a Cuba y quedarse en Chile. Hoy podría tener su gran recompensa en los Juegos Olímpicos de París.

Una de las habitaciones de Marín 014 cobijó al deportista tras tomar la decisión de no regresar a su país. Posteriormente recibió la nacionalidad chilena y hoy va por el oro en la final de la lucha grecoromana en París 2024.

Yasmani Acosta tiene este martes la gran oportunidad de seguir haciendo historia en París 2024. El deportista chileno, tras vencer al chino Lingzhe Meng, clasificó a la gran final en la categoría 130 kilos de la lucha grecorromana, por lo que aunque su objetivo es el oro, al menos ya tiene asegurada la presea de plata.

Por lo mismo, en las últimas horas resurgieron varias historias relacionadas con el atleta nacional, quien nació en Cuba pero que en 2015, luego de viajar a Chile para participar de unos juegos clasificatorios para los Juegos Panamericanos de Toronto, decidió quedarse en esa copa feliz del Edén.

En ese minuto, y luego de ser relegado por su delegación a un papel secundario dentro del equipo, decidió no volver a La Habana y fue acusado de “desertor”.

De hecho, esa decisión le generó horas de angustia e incertidumbre a Yasmani, las que en su minuto pasó en una de las habitaciones de Marín 014, reconocido motel capitalino en ese entonces.

“Estaba en una cama demasiado pequeña para él, mirando el techo de una de las pocas habitaciones que a esa hora estaban desocupadas del motel Marín 014. Estaba aterrado. Esperaba los perros y los helicópteros, pero si eso no pasaba esperaba que Chile, el país donde a partir del día siguiente sería un ilegal, lo nacionalizara para tener a su primer campeón”, se lee en un perfil publicado en la revista Qué pasa, en abril de 2016.

“Cuando llega el momento de tomar la decisión, fue duro, porque yo sé que me sancionaban por ocho años sin poder ver a mi mamá, a mi hermano, a mis seres queridos. Es difícil. Mi mamá tenía los ojos rojos, mi hermano también y yo igual de tanto llorar. Me despedí de ellos, salí con la maleta y me dieron ganas de mirar para atrás. No tuve el valor”, recordó hace un par del meses el atleta nacional en diálogo con Emol.

Además, Acosta también en esa charla recordó la manito que le dio cuando decidió quedarse otro luchador con quien ya había entrenado: Andrés Ayub.

“Él sabía que quería quedarme y acordamos irme en la madrugada del día que teníamos que irnos al aeropuerto. Me dice: ‘estoy en el cine y paso a buscarte’. Andaba en una cita”, bromeó en la mencionada entrevista.

“Yo estaba esperando, asustado, porque en unas horas más tenía que salir el vuelo y no quería irme frente a mis amigos, quería irme sin que ellos me vieran. Me daba vergüenza irme delante de ellos. Andrés me escribe: ‘Voy en camino’”, relató.

Y en esa misma línea, sostuvo que “Andrés se estacionó como a una cuadra del hotel y ahí salgo muy nervioso. Bajo de la habitación (…) Cuando voy saliendo del hotel, me preguntan: ‘¿usted dónde va? Me imagino que me preguntó para pedirme la llave. Por el nerviosismo hablé medio rápido y medio enredado. Andrés me hace señas con las luces del auto y me voy. Cuando me subí lo que pienso es ‘si antes tenía la oportunidad de arrepentirme, ahora no hay vuelta atrás’”.

“Pensaba muchas cosas en poco tiempo, en un segundo. De ahí vamos a un motel, Marín 014. Andrés me dice: ‘entra tú solo, porque, si no, van a pensar que somos pareja. Te paso a buscar mañana’. Ahí me quedo y ya pasamos al otro día”, rebobinó el cassette.

Consagración

Y la historia tuvo un final más que satisfactorio para el luchador, pues posteriormente recibió la nacionalidad chilena y cumplió su sueño de tener un papel protagónico en diversos torneos que ha disputado representando a nuestro país en los últimos años.

De hecho, en la final olímpica de este martes esa vuelta larga la podría coronar cuando enfrente al multicampeón Mijaín López, su amigo y una de las razones por las que dejó la isla, pues por temas de presupuesto, sólo había un lugar para uno de ellos a la hora de competir en representación de Cuba.

COMPARTIR NOTA