El controvertido Ibrahimovic, con 38 años, regresa al club del que salió hace siete años. Los goles y las polémicas otra vez en San Siro.
Zlatan Ibrahimovic es uno de esos jugadores que confronta sentimientos. Un goleador nato con 562 tantos, entre clubes y la selección sueca, y con una cantidad parecida de polémicas en su larga carrera. El hijo de inmigrantes croatas, nacido en Malmo, regresa al Milan con 38 años, tal como lo anunció el club rossonero en sus redes sociales.
El delantero llega hasta final de la temporada a cambio de casi 4 millones de dólares, con opción a otro año de acuerdo al rendimiento. Y aunque casi pisa la cuarentena de años, el controvertido jugador está más vigente que nunca, dentro y fuera de la cancha.
"Vine, vi y vencí", así se despidió recientemente de su paso por el Galaxy de Los Angeles. Y aunque no ganó títulos en Estados Unidos, el escandinavo no tuvo reparos en citar al legendario Julio César para firmar su salida.
Y es que sigue vigente. Rostro de Netflix en la presentación de la película de acción Underground 6, el futbolista tampoco deja de lado las contrariedades. Tras anunciar la compra del paquete accionario del Hammarby, rival del su querido Malmo, desató la furia de los hinchas de este último club, quienes destruyeron en parte la estatua que le había dedicado al atacante.
Pero el artillero siempre se las ingenia para estar en el ojo del huracán. Este año volvió a barrer con Guardiola, el mismo que lo llevó a Barcelona y luego lo sacó del equipo.
"Nunca tuvimos una confrontación, solo por su culpa. Y cuando nos enfrentamos él se escondía de mí. Como técnico es un fenómeno, pero como hombre…", dijo al diario La Gazzetta dello Sport.
La verborrea es una de sus grandes características. Antes del mundial de Rusia 2018, con Suecia clasificada, el jugador acusó de racismo al técnico Janne Andersson por no convocarlo.
Cuando llegó a PSG, en 2012, se lanzó esta otra perlita: "No conozco a ningún jugador de la Liga Francesa, pero todos ellos saben quién soy yo". O esta otra, cuando se le preguntó por una foto comprometedora con Piqué le contestó a la reportera: "Vamos a mi casa y vas a ver quién es maricón, traes también a tu hermana".
Y es que la arrogancia siempre fue su carta de presentación, como antes del repechaje para Brasil 2014, donde se le consultó antes del duelo entre Suecia y Portugal: "Sólo Dios sabe quién clasificará... estás hablando con él". Y ganó Portugal.