Patricio Rodríguez, el entrenador más influyente de las raquetas americanas, falleció en Estados Unidos a los 81 años. Hace un largo tiempo le daba batalla a un cáncer de pulmón.
Por años, Patricio Rodríguez devolvió todos remaches que el cáncer de pulmón le dio. Pero ayer, a los 81 años, el ex tenista y exitoso entrenador partió al olimpo del deporte blanco. Se fue acompañado de su familia en Miami, lugar donde adoptó residencia hace algunos años, pero en Chile sus amigos y quienes compartieron con él lo recuerdan como uno de los mejores técnicos que tuvo el país.
"Recuerdo verlo cuando yo era pelotero en el Estadio Nacional y él entrenaba a José Luis Clerc, era tremendo. Después de ganar con Massú las dos medallas olímpicas, es una pérdida gigante", dice Exequiel Carvajal, más conocido como "Yogurt de Mora", quien compartió muchas jornadas con él.
Rodríguez siempre fue conocido como un profe estricto, pero muy humano, características que utilizó para que muchos de sus pupilos sacaran el mejor rendimiento junto a él.
Logró que el ecuatoriano Andrés Gómez fuera campeón de Roland Garros en 1990, a Clerc lo llevó hasta el cuarto lugar del ATP, con Nicolás Lappenti fue 6°, el peruano Jaime Yzaga estuvo entre los 20 mejores del mundo, demostrando que lo suyo era ser formador de cracks.
"Tengo los mejores recuerdos de él, cuando empecé mi carrera tuvimos una muy buena relación, que se mantuvo por siempre. La última vez que estuve en Miami lo fui a ver, es una gran pena porque se va uno de los mejores entrenadores del mundo", comenta a La Cuarta, Fernando González.
Como tenista su carrera no fue buena. Logró estar en el 133° como escalafón más alto, mientras que en dobles cosechó dos títulos y fue parte del equipo de Copa Davis por 14 años junto al Pato Cornejo, Ernesto Aguirre, y Jaime Fillol, entre otros.
"Como compañero de viaje el Pato siempre fue muy bueno, una persona alegre, feliz, trabajadora. El año pasado cenamos juntos y tuve la oportunidad de decirle lo importante que fue para el tenis chileno, sin dudas le faltó más reconocimiento", cuenta Cornejo.
"Gonzo" acota que "el Pato deja un legado súper grande, muchos tenistas le estamos agradecidos", mientras Carvajal sostiene que "hay pocos entrenadores preocupados de todos los detalles que necesita un tenista. Conmigo hablaba, me pedía cosas y había que cumplir".
Dorado
Pese a todos los éxitos, seguramente la hazaña más importante en la carrera de Rodríguez fue llevar al Nico Massú a las preseas de Atenas 2004, donde junto a Horacio de la Peña, técnico del Feña, vivieron los partidos intensamente en la galería.
"Yo me acuerdo de la locura de Atenas y me pongo feliz. Nunca tuvimos diferencias, trabajamos muy bien juntos, además, él me ayudaba mucho a controlarme. Cuando los muchachos ganan yo me quería tirar de la tribuna y él me decía 'Tranquilo Pulga, cálmate'. Fue un tremendo compañero en esas olimpiadas y también en la Copa Davis", recuerda el che.
De la Peña es claro en apuntar que "fue uno de los mejores técnicos, lo suyo no fue una racha. Hizo que un jugador de 31 años como Gómez le ganara a Agassi en su mejor momento, a 'Batata' Clerc lo puso cuarto, nadie se imaginaba que Lapentti sería top 10 y mira lo que hizo. Un fenómeno, que siempre sabía darle la vuelta a los problemas, un todo terreno que traspasó todas las fronteras con el tenis, se nos fue un grande".
Pato Cornejo recuerda su última conversa
"El Pato fue el primero que me ayudó a jugar Wimbledon, no tenía por qué hacerlo, pero me inscribió con él en el torneo de dobles. Yo tenía como 20 años y fue único. Siempre fuimos muy amigos, viajamos mucho por Europa, me dejó los mejores consejos y como entrenador fue una fiera, hizo que el Nico sea el único jugador en ganar oro y plata en unos Juegos Olímpicos, pese a que algunos se adjudican ese logro", cuenta.
"La última vez que conversamos fue la semana pasada. Hablamos más de una hora y media, hasta que mi celular se descargó. Nos mandamos fotos, recuerdos, hasta hicimos unas apuestas de hechos que uno comienza a olvidar, y nos despedimos sin pensar que sería la última vez que hablaríamos, pero siento que le dije todo en vida. El año pasado nos juntamos la última vez que vino a Chile y le agradecí por su ayuda, pero me queda la pena que nunca fue lo suficientemente reconocido", cerró.
Hasta rechazó entrenar a Sampras
Corría 1990 y tras haber ganado Roland Garros al mando de Andrés Gómez, Patricio Rodríguez llamó la atención de todos: Tanto fue así que el representante de Pete Sampras le ofreció hacerse cargo del astro gringo. "Me ofreció dirigirlo, pero le dije que es incompatible que dirija a dos tipos de ese nivel, te terminas volviendo loco", dijo a La Segunda, en 2019.
Eso sí, don Pato se lo tomó con humor y contó que "mira cómo son las cosas, seguro que habría sido lindo dirigirlo, porque todo el mundo proyectaba que sería uno de los grandes campeones de la historia, pero no podía abandonar a Andrés".
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