Aunque el colombiano convirtió, superando el hostigamiento del arquero argentino, e incluso metió un bailecito, después tuvo que aguantar las burlas...
Fue, junto con el de Yerry Mina, el penal del que más se habló tras la serie que definieron desde los doce pasos Argentina y Colombia el pasado domingo.
Miguel Borja, delantero perteneciente a las filas del Palmeiras brasileño, asumió la enorme responsabilidad de patear luego de los yerros consecutivos de Davinson Sánchez y Yerry Mina. En ambos disparos, el protagonista había sido indiscutiblemente uno: Emiliano "Dibu" Martínez.
El arquero argentino recurrió a una vieja táctica psicológica en cada uno de los lanzamientos: hostigar a los rivales con el denominado trash talk, como por ejemplo se le llama en la NBA.
En el caso de Borja, el cuarto lanzador, apenas pisó el área para alcanzar la pelota, Martínez lo recibió hostil. "A vos te gusta hablar, ¿no? En el entretiempo estabas hablando, eh", lo encaró.
"Sí, mírame", le insistió el golero, mientras Borja lo ignoraba o hacía como que lo ignoraba y le pedía al alcanzapelotas que le lanzara un balón. "Tirala que la quiero esa", le dijo al hombre detrás del arco, mientras el argentino lo seguía.
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"Vos estabas hablando en el entretiempo, eh...", volvió a la carga Martínez.
Y siempre atento a Borja, ahora intentó impedir que el alcanzapelotas le acercara otro balón: "¿Estás cagado? No, no, esa. Es la misma. Tienen el mismo peso", le dijo.
"Dale, cagón, que estabas hablando en el entretiempo", lanzó otra vez.
Y a renglón seguido, continuó con su propio espectáculo: "Te gusta esperar a vos, eh. Te gusta esperar cagón. Estabas hablando en el entretiempo".
Fue ahí cuando, por primera vez, el árbitro del compromiso intervino y recriminó al arquero. "Martínez, Martínez, con palabras de esas no", le dijo Jesús Valenzuela. Antes, cuando Martínez había recurrido a una táctica idéntica con Sánchez y Mina, no había dicho nada.
El colegiado dio la media vuelta, volvió a su posición y el arquero del Aston Villa inglés también volvió a lo suyo: "¿Dónde va, hermano? Te conozco, eh. Te gusta mirar, ¿no? Mírame, mírame a la cara. Mírame a la cara, mírame", le gritó entonces.
Los gritos se extendieron hasta que Borja finalmente tomó carrera y, como se suele decir, "fusiló". Un disparo fuerte, al centro del arco, mientras Martínez había escogido su derecha. Gol y Colombia de nuevo en carrera.
Pero ahí se produjo otra particular situación: apenas convirtió, el delantero de 28 años se desahogó, lo gritó con todo y ensayó un bailecito a pasos del arquero, que sólo atinó a mirarlo.
La venganza
Pero, como sabemos, el final feliz lo tuvo Argentina. Emiliano Martínez, consagratorio, paró el penal de Edwin Cardona y le dio el triunfo y el pase a la final a los albicelestes.
Fue entonces cuando, gracias a una cámara especial de la transmisión oficial, pudimos ver cómo Nicolás Otamendi, el central argentino, durante la celebración emuló el baile de Miguel Borja apuntando al plantel colombiano.
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"Martínez habló demasiado. Le dije que tranquilo, que tengo el respaldo de Dios, y esto es fútbol", se defendió en declaraciones posteriores el artillero, consultado por sus pasos.