Cientos de hinchas argentinos acudieron a las redes sociales del futbolista para insultarle por un foul que casi saca de la competición a La Pulga.
Moïse Bombito, el número quince canadiense, zaguero central del Colorado Rapids de la MLS, busca corregir como sea el horror en la salida que acaba de cometer, entregando redondito el balón a Lautaro Martínez. Es el minuto 82 de compromiso y su equipo, el combinado norteamericano, ya cae por la mínima ante la Albiceleste. Último hombre, por su cabeza sólo debe darle vueltas que si no corrige a tiempo, le entrega el partido a Argentina. Por si fuera poco, ahora la tiene Messi. It’s over. C’est fini. O no. Bombito no se lo piensa mucho, de dos zancadas alcanza al mejor jugador del mundo y estira su metro noventa y uno de humanidad para impedir que avance. Pero el diez argentino aún tiene una marcha más que el resto y aparentemente es de goma: pasa de él y se la devuelve a Lautaro.
El del Inter de Milán se perderá otro mano a mano, aunque eso ya no importa. Lionel Messi se deja caer, lastimado, al borde del área grande. La repetición en cámara lenta duele. Con la suela de su pie derecho Bombito cepilló el tobillo del delantero y con su pierna izquierda lo envolvió. No está roto de milagro. Las imágenes ya son virales y el defensor canadiense, culpable de intento de homicidio. En unos minutos, cientos, miles de argentinos y fanáticos de Messi se darán cita en sus redes sociales para reprocharlo de la peor forma. Lo llamarán mono, lo agredirán por su color de piel.
Su selección debió tomar cartas en el asunto y en la madrugada, a través de un comunicado oficial, protestó: “Canadá es consciente y está profundamente perturbada por los comentarios racistas hechos en línea y dirigidos a uno de nuestros jugadores de la selección nacional masculina después del partido de esta noche”.
“Estamos en comunicación con Concacaf y Conmebol por este asunto”, concluye el escrito.
Bombito, quien precisamente tiene fijada una postal junto a Messi en su Instagram personal, dejó un recado a través de una historia. “Mi hermosa Canadá, no hay lugar para esa mierda”, escribió.