Aunque el histórico lateral ha sostenido que no fue por un tema de dinero, la oferta de Universidad Católica fue muy superior a la que pusieron los azules sobre la mesa. Eso habría inclinado la balanza.
El sábado, desde las 15.00 horas, Universidad de Chile y Universidad Católica animarán una nueva versión del Clásico Universitario. Un partido que, además del morbo propio que conlleva esta clase de compromisos, contará con un par de elementos que prometen hacerlo todavía más especial. Por ejemplo, será el retorno del fútbol al Estadio Nacional, que reabrirá sus puertas tras 17 meses y se vestirá de gala para recibir a unos 25 mil espectadores.
Y por cierto, está el componente Mauricio Isla. El “Huaso” disputará su primer clásico en el balompié nacional y lo hará enfrentando al club de sus amores. Claro, porque aunque el histórico lateral de La Roja se formó en los cruzados, cuadro que hoy defiende en su regreso al fútbol local, mientras jugaba en Europa se cansó de decir que es un “Romántico viajero”:
“Tengo esa espinita de jugar en Chile. Siempre lo he dicho: soy hincha de la U. Mi madre me ha criado así, toda la vida. En las navidades siempre había una pelota, una camiseta de la U”, sostuvo en alguna oportunidad. Y de hecho, anunciaba que su sueño era vestirse de azul: “Quiero cuidarme llegar de la mejor forma. Si no estoy bien, no voy a volver a la U. Sé cómo piensan los hinchas y uno tiene que ser respetuoso con los hinchas, con los dirigentes. Si yo vuelvo, no será para retirarme”.
En el CDA le devolvían las gentilezas, y cada vez que estaba de vacaciones o visitaba el país, en el club le abrían las puertas para que se entrenara. También le regalaron la indumentaria oficial del club. Hace unos meses, sin ir más lejos, Isla fue uno de los primeros en presentar la nueva camiseta del Bulla, a través de su Instagram.
Sin embargo, por algunos motivos la historia no tuvo final feliz.
El sueño de Isla comenzó a caerse en abril, cuando Flamengo, su equipo, visitó San Carlos de Apoquindo, para enfrentar a la UC por Copa Libertadores. Los rumores que circulaban para entonces decían que el “Huaso” proyectaba en corto su regreso al país: en el Mengão no tenía los minutos que deseaba y, además, quería estar más cerca de su hija. En marzo, de hecho, según recoge La Tercera, Isla se contactó vía WhatsApp con la testera de Azul Azul para hacerles saber sus intenciones.
Enterados de la situación, la concesionaria azul intentó acercarse al lateral para el mencionado partido de abril. A esas alturas, le habían hecho una oferta de unos $25 mil dólares mensuales… en Brasil Isla ganaba $120 mil de la moneda estadounidense. Le pidieron reunirse, pero el jugador dijo que no contaba con los permisos y les hizo saber que, para contar con sus servicios, debían subir la puntería.
Pero eso no ocurrió. El interés del “Romántico Viajero” perdió fuerzas y entonces Católica movió sus piezas. “Tati (Buljubasich) y Juan (Tagle) se acercaron después del partido con Flamengo a manifestarme las ganas de que viniera a la UC”, explicó tiempo más tarde, ya con la franja puesta, el jugador.
De acuerdo a La Tercera, en Azul Azul lo intentaron por última vez: le pidieron exactamente sus pretensiones económicas. A esas alturas Cruzados había tomado la delantera y allanado el camino para su fichaje. Le ofrecieron $40 mil dólares mensuales más bonos por objetivos logrados. La “U” no estaba dispuesta a llegar a esas cifras. Eso, en definitiva, inclinó la balanza.
Isla, sin embargo, sostiene que no fue un tema de plata: “Me ofrecí a la U, quería volver a jugar en Chile y sentir lo que era estar cerca de mi familia, y no se dio por muchas cosas diferentes, el dinero no tiene nada que ver”, dijo en su presentación con la UC.
Para él, en su relato, fue fundamental que desde la precordillera “me llamaron y visitaron durante tres días. Eso me gustó mucho. Quería salir bien del Flamengo, uno de los mejores equipos de Sudamérica. Luché para salir de ahí y el único equipo se me acercó, con algo en la mesa y con largos años de contrato, es la UC”.
“Era algo que tenía que aceptar”, cerró.
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