El ninguneo al fútbol chileno sigue dando que hablar. Mientras, uruguayos, argentinos y paraguayos se soban las manos: inaugurarán un Mundial al que ya están clasificados. Aquí, todo lo que se sabe.
El primer miércoles del mes la voz corrió con la inmediatez propia de estos tiempos.
En cuestión de minutos, los grandes portales deportivos del mundo parecían titular a conveniencia: Marca, por caso, que El Mundial 2030 se jugará en España, Portugal y Marruecos. Al rato, Mundo Deportivo despachó: El partido inaugural y la final del Mundial 2030 será en España, Marruecos o Portugal. Y así pronto se sumaron otros al carro. Lo curioso es que prácticamente en simultáneo, de este lado del charco, los medios ponían énfasis en otra información: Argentina, Uruguay y Paraguay inaugurarán el Mundial 2030, informó Diario Olé por mencionar uno entre decenas con rúbricas idénticas. Así las cosas, en principio hubo confusión. A fin de cuentas, dependiendo desde dónde se leía, la noticia se podía prestar para alguna clase de malentendido. ¿¡Seis países!? ¿¡Tres continentes!? ¿Cómo se repartirán los ciento cuatro partidos? ¿Qué clase de formato resiste esta locura?
De todos modos, de algo no quedaban dudas: por más que se buscara, Chile no aparecía por ningún lado.
Y tal vez ésa haya sido la principal interrogante que surgió, a medida que los medios de comunicación nacionales publicaban uno a uno, con más o menos precisión, lo que ocurría: ¿Por qué Chile se quedó afuera de la organización del Mundial 2030, a pesar de formar parte en el proceso de la candidatura sudamericana?
“Creemos que un Mundial de 100 años no podía ni debía no recordar y no estar a la altura de la circunstancia, y así lo entendió el pleno del Consejo de la FIFA”, exclamó dichoso en una conferencia de prensa —que spoileó la decisión del ente rector— Alejandro Domínguez, presidente de Conmebol, en compañía de los otros tres presidentes de las asociaciones organizadoras: Claudio Tapia (Argentina), Ignacio Alonso (Uruguay) y Robert Harrison (Paraguay).
Luego completó: “El fútbol unió a tres continentes y seis países en un hecho histórico. Estoy sumamente feliz, sigo con ganas de bailar. Hay muchos motivos para festejar, para celebrar y sobre todo para reconocer y agradecer a quienes hicieron posible esta propuesta”.
¿Y qué había pasado con Chile?, le consultaron. Entonces, el dirigente paraguayo se excusó de la siguiente manera:
“En realidad originariamente se hablaba de dos países que eran Uruguay y Argentina. Luego se amplió el Mundial de 32 a 48 equipos y se agregó en ese contexto a Paraguay y luego se agregó a Chile. Es cierto que en esta oportunidad no está Chile lo que no significa que no vamos a trabajar para que Chile o esté o le encontremos algo de esta talla. Es una decisión que la toma FIFA, no nosotros. Ellos son los que determinan cómo y qué. Este es el momento en el que ya hay que comenzar trabajando en las sedes”.
En Quilín, cada una de estas palabras supuso golpes de frente y costado. Mientras más se esparcía el virus de la noticia, más críticas se llevaba por delante el presidente de la ANFP, Pablo Milad. Claro, se trataba de un traspié más —y no cualquier traspié— a su ya cuestionadísima gestión.
Aparentemente, todas las versiones coincidían en algo: FIFA resolvió sacar a nuestro país de la ecuación. Como motivo, habrían explicado que en Sudamérica, por cuestiones logísticas, sólo se podrían disputar tres partidos, los primeros. Los ciento uno restantes, entre Europa y África del Norte. Y es cierto que Chile fue el último en subirse a la candidatura. Uruguay fue el primero en tomar esa bandera, como la nación que albergó la primera Copa del Mundo en 1930. Argentina, actual campeón y finalista en ese certamen debut, secundó la solicitud. Esas primeras negociaciones, informa Infobae, germinaron a mediados de 2017 y se hicieron oficiales con una recordada foto entre Lionel Messi y Luis Suárez. Fue entonces que también se cristalizó la unión de Paraguay al proyecto. Chile, finalmente, después de meses de charlas, se integró en febrero de 2019.
Pablo Milad convalidó esa versión en un punto de prensa, visiblemente afectado, para acaso desmarcarse del fracaso:
“Fue una decisión netamente del Consejo de FIFA. Los criterios de exclusión son cuestionables, pero me dijeron lo siguiente: Montevideo por derecho propio, al haber sido el primer Mundial de 1930, Argentina por ser el campeón actual y Paraguay por ser la sede de Conmebol (...); claro que nos sentimos muy dolidos, pero también aludieron que como había tres sedes que implicaban dos continentes, de Europa y África, no podían ser cuatro en Sudamérica. Buscando el equilibrio de tres y tres países”.
El Presidente de la República, Gabriel Boric, tomó la palabra horas más tarde: “Nosotros cumplimos con absolutamente todo lo que correspondía, yo lamento que haya instituciones que funcionen de manera poco seria y sorpresiva. Vamos a hacer valer todos los derechos que le correspondan a Chile, porque con la integridad nacional y con el nombre de Chile no se juega”.
Ahora bien, a continuación algunas dudas sobre el proceso:
¿Por qué no se juega íntegramente en Sudamérica?
Chiqui Tapia, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, se encargó de despejar esa duda en la misma conferencia que anunciaron con bombos y platillos los primeros tres compromisos en la región:
“Era imposible conseguir los votos, era imposible conseguir la inversión para realizar un Mundial de tal magnitud”, sostuvo escuetamente.
En resumidas cuentas, en caso de ir a votación, tanto Europa como África habrían comprometido su apoyo a la candidatura que presentaron España, Portugal y Marruecos en conjunto, de modo que no hubo mejor salida. Además, como veremos más adelante, para estas tres selecciones hay premio “doble”.
Domínguez, en tal sentido, respaldó su llamativa fórmula: “Lo bueno es que al tener tres países, tres sedes, estamos hablando casi de ninguna inversión más que la que ya existe. Y esa es una muy buena noticia, porque sabemos que en ese contexto lamentablemente no estamos como para competir si hubiese sido esto una cuestión de inversiones o de exigencias de plata”.
¿Quiénes tomaron la decisión?
De acuerdo a las primeras informaciones, todo apunta al Consejo de la FIFA. Es decir, 37 miembros repartidos de la siguiente manera:
Un presidente elegido por el Congreso de la FIFA; ocho vicepresidentes, y otros 28 miembros elegidos por las federaciones miembro, todos ellos con un mandato de cuatro años.
¿Cómo se dividirán los partidos?
Lo que está confirmadísimo es que el encuentro inaugural del certamen será en el Estadio Centenario, recinto mítico emplazado en Montevideo, Uruguay, y que albergó la primera final en 1930. En el “paisito”, además, se llevará adelante una ceremonia especial para celebrar a los primeros campeones del Mundo.
Luego habrá un encuentro, de buenas a primeras, en el Estadio Monumental de River Plate, Buenos Aires, Argentina, y otro en un estadio nuevo, por construir, en Asunción, Paraguay.
El resto del Mundial se jugará en España, Portugal y Marruecos. Con calculadora en mano, apenas el 2,89% se disputará en gramado sudamericano.
¿Están clasificados Uruguay, Argentina y Paraguay?
A falta de confirmación oficial, sí.
Un breve pero revelador diálogo tuvo lugar en plena conferencia de prensa, cuando los presidentes de las asociaciones sudamericanas informaban orgullosos la fórmula que traerá de regreso a la región al Mundial de fútbol.
“Estamos los tres clasificados”, dijo el presidente de la Asociación Paraguaya de Fútbol Robert Harrison.
Y rápido, Claudio Tapia lo arengó: “Ya clasificaste, dale”.
Aun así, Domínguez aclaró que será la FIFA quien brindará mayor información sobre cómo se incluirán las tres sedes en Sudamérica.
Con España, Portugal y Marruecos clasificados del otro lado, son ya seis las confirmadas entre 48 posibles. Chile tendrá una dura lucha por delante para clasificar entre las 42 restantes.
¿Hubo traición?
El pasado jueves, según informó El Deportivo, Pablo Milad logró comunicarse con Gianni Infantino, presidente de la FIFA, para hacerle saber su molestia por la decisión adoptada. Sin embargo, lo que no esperaba Milad es que el abogado suizo se desmarcara de lo que anteriormente comunicó Alejandro Domínguez. En sus palabras, Conmebol presentó un plan definido que nunca contempló a Chile.
De ahí que el representante del balompié nacional le pidiera una audiencia a Infantino en Zúrich, donde está emplazado el ente rector, para discutir una eventual compensación.