Héctor Mancilla volvió de la "jubilación" para firmar en el equipo de Angol, y espera que con sus goles se pueda mantener en Segunda. A La Cuarta le contó sobre sus proyectos fuera de la cancha el 2019 y de la partida de su mamá, víctima de un cáncer.
Dentro de 12 días cumplirá 38 años, edad que algunos definen como "la flor de la vida" o "los nuevos veinte". Y claro, lo que arroja el carné se considera joven para cualquier profesión, salvo el fútbol. Pero Héctor Mancilla puede y quiere dar más. Ya no en México ni en su querido Huachipato, y menos en Colo Colo. Es simplemente una cuestión emotiva: regresó a Malleco, club donde partió en 1999.
Lo curioso es que el delantero ya se había retirado de la actividad en diciembre del 2017, y lo hizo como ídolo de Tigres, team que llevaba 29 años sin ser campeón. Y ahora tiene otra misión: ayudar a la escuadra de Angol a mantenerse en Segunda División, pues en estos momentos ocupa el último lugar de la liguilla y estaría bajando a Tercera.
"Fueron diez meses lejos del fútbol, y obviamente hay cosas que se extrañan, como ir a entrenar, las concentraciones, jugar frente a los hinchas, compartir con los compañeros. Volví por eso y por la necesidad de darle una manito a Malleco", explicó el "Purranquino", que ha tenido un año complejo, principalmente por la partida de su mamá.
"La razón por la que vine a Chile fue su enfermedad. Quise acompañarla, esperaba que tuviera una mejoría. Ella partió en abril debido a un cáncer, por fin pudo descansar. Pero claro, la pena, el inmenso dolor lo llevo adentro hasta hoy", contó el ex seleccionado nacional.
- ¿Pudiste despedirte, faltó algo? Estoy conforme, tranquilo. Considero que fui un hijo presente, mi mamá siempre fue lo más importante para mí. Dejé todo para venir a acompañarla. Y bueno, ahora quiero darle una alegría más, rendirle un homenaje, que me vea desde arriba, que me ilumine para aportar en Malleco y lograr mis proyectos.
- Hay varios en mente... Sí, partimos con el tema de una fundación en Purranque. Se consiguió un terreno gracias al alcalde y ahora buscamos recursos, tanto del gobierno como de privados. Es un proyecto lindo, queremos tener un polideportivo para atender a niños vulnerables, también a jóvenes y adultos mayores.
- ¿Y con Malleco? Tomé el desafío por cariño. Quiero ser una ayuda, sacar al club de su difícil situación. Por lo mismo me he preparado con kinesiólogo y preparador físico, quiero estar a un nivel que me permita competir. Ya en el 2019 tomaría otrs funciones.
- ¿Ah, sí? El proyecto más lindo y serio es estar en la directiva del club para armar algo para soñar. Es mi meta. En las conversaciones que tuvimos para aceptar el regreso, dije que el objetivo era armar un gran plantel y luchar por subir de categoría. Quiero ser el dirigente que lo logre. Me veo fuera de la cancha, salvo que me pique el bichito, jajajá.
- Y con tantos amigos, podría llamar a algún refuerzo... ¿Así como Vidal? Jajajá. Soñar es gratis.
- ¿En serio sientes que acá fue poco el reconocimiento? Es que casi toda mi carrera la hice en México. Me gané el cariño, el respeto. Y claro, quizás faltó el reconocimiento como chileno, no se me valoró como a otros, pero ya pasan a ser detalles.
- Y faltó jugar en la "U"? Sí, me hubiese gustado por mi papá, quedó como el sueño que no pude realizar. Hay jugadores que estuvieron en los tres grandes. Igual estoy contento por lo que logré. Ahora tengo puesta la camiseta de Malleco, de Angol, no firmé por dinero.