Al sur de la capital y con más ganas que recursos, un grupo de jóvenes se las ingenió para tener un equipo adulto, una aguerrida rama femenina y una serie juvenil, con adolescentes de escasos recursos.
Hace 6 años, un pequeño grupo de jóvenes amantes del rugby de la popular comuna de San Bernardo se cansó de tener que recorrer largas distancias para poder jugar rugby y a los pies del cerro Chena comenzó con el sueño del "San Bernardo Rugby Club".
Si bien en un principio todo fue difícil y hasta tuvieron que superar un feroz incendio que consumió una bodega con todos sus implementos deportivos, hoy tienen más fuerza que nunca en todas su ramas.
Claro, porque no solo la serie adulta de hombres brilla en la "Copa de plata" de la Segunda División. El sábado, en el Old Grangonian Club de Chicureo, juegan la final de su serie ante la UTEM y también se las ingenian para desarrollar el rugby en los jóvenes de la comuna, con un equipo de "novatos".
"Empezaron a llegar muchos chicos interesados en el rugby. Muchos en situación de vagancia, algunos ni siquiera tienen el deber de ir a la escuela, no hay interés familiar. Pero tomé a los niños por su propia iniciativa, porque llegaban a pedir que les enseñáramos", comentó Yerko Gutiérrez, insigne jugador de la adulta y también el técnico de los jóvenes, que ya cuenta con más de 30 niños oriundos de la zona sur de Santiago.
Aunque más allá de lo deportivo, el sello del "San Bernardo Rugby Club" es la transmisión de valores de este deporte y el uso de herramientas para "forjar el carácter" de los jóvenes y puedan salir de la pobreza.
"Es un trabajo de 10 a 15 años, donde se tiene que cambiar el tema mental a nivel social. Se tienen que abrir muchas puertas, tener rugby en los colegios, en las municipalidades y no quedarse de Plaza Italia hacia arriba. Por eso estamos luchando hoy en día. Queremos demostrar que San Bernardo tiene rugby y no tenemos problemas en ir a jugar desde el extremo sur hasta Chicureo. En todo esto ha sido fundamental el apoyo de la Municipalidad de San Bernardo, la cerveza Cerros de Chena, ropa deportiva Vultur y la sanguchería La Marraqueta", explicó Max Triviño, uno de los impulsores del rugby en la zona y que hoy también juega de medio scram en la división adulta.
Pero no solo los hombres tienen cabida en este equipo, también hay una rama femenina en formación.
Durante el 2018 comenzaron con tres jugadoras en entrenamiento técnico y deportivo y con el correr del año llegaron a ser más de quince, con muchachas de los 14 a los 34 años.
"Este año solo jugaron amistosos, pero la idea es que las chicas entren en el campeonato federado de la Asociación de Rugby de Santiago (ARUSA) en la división de desarrollo para el 2019", cerró Triviño