El futbolista fue reprendido por su comportamiento. Es la segunda vez que “le sacan tarjeta roja” en el último tiempo.
Si bien prácticamente todos los medios que reportan el caso que involucra a Dani Alves —desde que fuera detenido el pasado 20 de enero, acusado de violar a una joven en una discoteca de Barcelona— coinciden en que sus primeras semanas al interior de prisión fueron desoladores para el futbolista, ahora también sostienen que la situación ha cambiado drásticamente.
El silencio que mantenía el brasileño en su celda, con apenas visitas, dio paso a otros comportamientos que preocupan a la organización.
Lo primero, recoge el diario Sport, sucedió el pasado mes de marzo, cuando Dani Alves, ya asentado entre los presos y tratado como una suerte de celebridad, organizó una liga de fútbol. Un torneo que, por supuesto, revolucionó Brians 2 y provocó que el resto de los reclusos se volcara a pedir equipación deportiva en las instalaciones.
Fue la primera vez que los funcionarios se acercaron al exjugador del Barcelona y Juventus para dejarle en claro dónde se encuentra…
Pero ahora volvió a pasar. Según informó La Vanguardia, el brasileño descolocó a todos hace unos días:
“Coincidió con los carnavales de Brasil: el hombre improvisó una batucada en su celda golpeando con ritmo todo lo que tenía a mano. Entonces los trabajadores abrieron la puerta para recordarle que no eran horas, ni lugar para fiestas”.
Mientras ocurre todo esto, Alves el pasado lunes compareció por cuarta vez frente a la jueza. En esta oportunidad, señaló que la presunta víctima se mensajeó con un amigo y que las relaciones sexuales que tuvieron, fueron consentidas.
Temas Relacionados
