El show de Serena opacó triunfo histórico de Osaka

La japonesa se convirtió en la primera tenista de su país en ganar un Grand Slam, en una final del US Open llena de polémica por los castigos que recibió la Williams.

La final femenina del US Open comenzó con harto condimento desde la previa. Al frente Serena Williams, ganadora de 23 Grand Slam, 36 años a cuestas y una trayectoria de las más prodigiosas en la historia del tenis. Por el otro lado estaba Naomi Osaka (20 ), japonesa de padre haitiano y que nunca en su corta carrera había llegado a un duelo definitorio de un torneo grande. Un choque generacional por donde se le mire.

La experimentada estadounidense llegaba al Arthur Ashe con la ilusión de ingresar al selecto grupo de madres campeonas de Grand Slams, luego que hace un año tuviera una hija por primera vez. Situación que no estuvo exenta de problemas, ya que la norteamericana sufrió una embolia pulmonar en el parto que la tuvo al borde de la muerte. Aún así volvió a la alta competencia. Sin embargo, las cosas no salieron tan fáciles.

La joven japonesa, que había vencido a Serena en primera ronda de Indian Wells este año, respondió a las expectativas y con un gran nivel barrió con la "veterana" en poco más de una hora 10 de partido.

El problema comenzó después. En la segunda manga, la menor de las Williams intentó elevar su juego con tiros potentes, recordando de momento sus mejores épocas. Pero con el correr de los minutos fue sintiendo el cansancio hasta llegar al momento más picante del juego.

Cuando el marcador estaba 3-4 a favor de la nipona, el juez de silla Carlos Ramos le señaló un warning a la estadounidense que recibió órdenes de su entrenador (lo que está prohibido en el tenis) y rompió su raqueta, lo que derivó en la pérdida de un punto. Ahí ardió troya.

Serena Williams increpó al árbitro en el descanso. Lo trató de "ladrón" y tuvieron que bajar autoridades del torneo para calmarla. Pero ella seguía desatada y, con lágrimas en los ojos, continuó insultando al juez y le prometió que no volvería a dirigir nunca más una final de Grand Slam. De película.

Como era de esperarse, Serena no se recuperó de la calentura y perdió el segundo y definitivo set por 6-4, entregándole en bandeja el título a la japonesa, que festejó de forma tibia su primer campeonato grande.

Pese al histórico logro, todas las miradas y flashes se los llevó Williams, quien de todas formas trató de apagar el incendio en la premiación. Pero ya era demasiado tarde.

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