El viejo registro, de 1995, muestra uno de los reproches más habituales del “Bonva” contra el fútbol nacional.
En septiembre se cumplirán diez años del deceso de Eduardo Bonvallet, exfutbolista y entrenador, mundialista, recordado fundamentalmente por su manera de comunicar. En la radio, en la TV o donde quiera que fuera, con su pizarra y su metralla verbal. Deslenguado, controversial, sobre todo controversial, fue querido y odiado a partes iguales. Y tal vez sea por eso que, cada tanto, alguno de sus highlights se viraliza. La gente lo sigue googleando, oyendo, citando.
Ayer, sin ir más lejos, su nombre tomó por asalto los trending topics de X, y con mayor razón después del revés nacional en el Defensores del Chaco.
Fue porque se estaba difundiendo un fragmento de su intervención en el Zoom Deportivo treinta años atrás.
“¿Se puede hablar en este programa? Aquí no me pueden despedir, ¿cierto?”, le pregunta Bonvallet a Pedro Carcuro, con sonrisa pícara y un dejo de ironía, prácticamente a modo de advertencia.
Entonces comienza:
“No se puede generalizar, hay cosas buenas, pero en un porcentaje: 90% malo, 10% bueno, en cada uno de los estamentos del fútbol: divisiones inferiores, dirigentes, periodistas, entrenadores. Vayamos con los entrenadores. Los entrenadores, en su gran mayoría, son ratones. Juegan, generalmente, del mediocampo hacia atrás, titubean en el extranjero, no se atreven. Se conforman con salvar su trabajo, que llegue el día 30 y les paguen. No le sacan rendimiento a sus jugadores”.
Antes de que siguiera, la cámara se queda con un incrédulo Nelson Acosta, el otro invitado, quien parece reír para no llorar.
“Los jugadores tienen un concepto errado, creen que un buen técnico es el que sirve de niñera, visitadora social, que es buena persona. No tienen claro lo que es el profesionalismo, el profesionalismo es trabajar, trancar, meter y tratar de ganar. Los entrenadores chilenos, que los ratones vienen desde hace mucho tiempo, tienen que tener claro que enfrente hay un arco, y en ese arco hay que meter goles y la única forma que hay para llegar al éxito es haciendo goles”.
Más tarde las emprende contra los periodistas. Y todo eso, alimentado por una nueva derrota, sacó aplausos.