El campeón vigente sufrió una lesión al cierre del segundo set y no pudo recuperarse. Fue despedido con una tremenda ovación en la que pudo ser su última vez en este certamen.
“Estoy cansado y frustrado por estar en procesos de recuperación de lesiones en gran parte de mi carrera. Pero siempre lo he aceptado. No puedo decir que no estoy mentalmente destrozado porque estaría mintiendo”, decía Rafael Nadal frente a los micrófonos tras consumar su primera gran decepción de la temporada.
El español, vigente campeón del Abierto de Australia, dejó prematuramente el certamen tras caer la madrugada de este miércoles en sets corridos ante el estadounidense Mackenzie McDonald por parciales de 6-4, 6-4 y 7-5.
El manacorí esta vez ni siquiera pudo luchar como de costumbre. Se le notó disminuido físicamente desde el cierre del segundo set, cuando recrudeció una lesión en la cadera y tuvo que salir de la pista atendido por el médico.
Pese al evidente dolor que sentía, y que se podía percibir en cada uno de sus gestos, se negó al retiro y completó el partido, que duró en definitiva dos horas y 26 minutos.
“Puedo venir aquí y decir que la vida es fantástica y que hay que mantenerse positivo, pero no lo hacer ahora. Es un momento y un día duro y lo acepto porque hay que seguir. A nivel deportivo, el vaso se va llenando y puede haber un momento que el agua salga por fuera”, dijo post partido un Nadal como pocas veces tan decepcionado.
En relación a sus molestias, en tanto, explicó: “Soy lo suficientemente mayor para tomar mis propias decisiones. No quería retirarme y abandonar la pista porque era el defensor de la corona aquí. Lo que he hecho es intentar seguir sin hacerme más daño. No podía correr y tampoco pegar el revés”.
Nadal fue despedido con una tremenda ovación por parte del público que se dio cita a la Rod Laver Arena. Dio la sensación de que podía ser tal vez su última vez sobre la pista de este torneo.