El DT colombiano no le gustaron las instalaciones para entrenar que la Conmebol le asignó a la selección. El diluvio que cayó en Porto Alegre terminó por colmarlo.
El temporal que se desató en Porto Alegre, colmó la paciencia de la delegación chilena. La cual ayer tuvo que entrenar bajo una intensa lluvia.
Además de descansar poco y mal en un hotel cercano al aeropuerto, la ciudad recibió a los chilenos con una tormenta de proporciones. La cual se dejó sentir con fuerza desde temprano, y cuyos truenos y relámpagos retumbaban en cada ventana del inmueble. Pésimo despertar para una noche donde el ruido de los aviones fue una constante.
Por lo mismo, el técnico Reinaldo Rueda estaba tostado. Y continuó en el entrenamiento en la cancha del hotel Sesc, lugar que les designó la Conmebol, pues el campo de juego no contaba con la mejor iluminación y los vestuarios eran de equipo amateur. Algo que para el colombiano es insoportable, pero que tendrá que sufrir pues no cambiarán el lugar.