El austriaco expresó que haber llegado a trabajar con Massú le ayudó a a elevar su tenis a otro nivel.
El tenista austriaco Dominc Thiem tuvo una explosión de calidad desde 2019. Si bien ya se le consideraba uno de los mejores del mundo, desde que comenzó a trabajar bajo la dirección de Nicolás Massú dio el paso que le faltaba.
Según los números, desde que está con el chileno anota la mejor temporada de su vida. En marzo de 2019 ganó su primer Masters 1000, en Indian Wells, y llegaría a la final de Roland Garros en junio, a la del ATP Final en noviembre y de Australian Open (febrero). Todo ese rendimiento le permitió posicionarse como el número 3 del ATP.
De Bresnik a Massú
Instalado en el podio del tenis mundial, habló en un podcast del ATP, Se refirió al cambio que significó dejar de trabajar con Gunter Bresnik y empezar con Massú.
"Creo que era necesario un cambio. Tuve un éxito y una trayectoria increíble con mi antiguo entrenador, pero llegó un tiempo en el que pensé que necesitaba algo nuevo. Necesitaba mejorar mi personalidad y mejorar mi juego en la pista", dijo Thiem.
"Empezamos a trabajar (con Massú) cuando estaba en una situación muy difícil, en mi tenis y en lo privado. Él me ayudó mucho a superar eso y a elevar mi juego a otro nivel. Es increíble cómo he mejorado desde que empezamos especialmente en otras superficies, aparte de la arcilla. Estoy agradecido".
Destacó del 'Vampiro', su "energía positiva" y su gran "carácter". Algo que según el mismo austriaco necesitaba, ya que "a veces soy muy calmado".