Desde un inicio, la meteórica carrera de Erick Pulgar ha sido amenazada por una serie de incidentes. En 2013, a unos pocos meses de su debut, protagonizó un atropello con resultado de muerte. Y ahora, cuando está llamado a liderar el nuevo proceso de La Roja, está sin club, fue ofrecido de regreso a Sudamérica y, por si fuera poco, es sindicado como parte de una denuncia por violación que habría ocurrido en su domicilio.
Erick Pulgar tenía que ser el heredero de Arturo Vidal. De eso se convencieron quienes lo conocían, lo veían jugar semana tras semana en Antofagasta y acompañaron su progreso sobre el campo de juego. Por ejemplo su expadrastro, Pablo Araya, que aún hacía las veces de figura paterna, se lo trataba de grabar cada vez que tenía chance. Fue su entrenador desde niño, en el club amateur Miramar Sur Este, y allí se percató de sus condiciones.
Erick apenas había cruzado la quincena, pero con eso era suficiente: para entonces, la mayoría de los jóvenes antofagastinos, muchos de ellos compañeros a los que se les presagiaba algún futuro promisorio en el fútbol, habían echado todo por la borda. Las discotecas o las drogas. En otros casos, formar familias a temprana edad o incluso privilegiar los estudios, los habían sacado de esa suerte de pole position para llegar a lo más alto. Erick Pulgar, en cambio, había tomado buenas decisiones. Se lo notaba enfocado. Apuntaba a continuar la carrera que todos le mencionaban que podía tener.
Así las cosas, pronto lo promovieron al primer equipo de Deportes Antofagasta. En 2011, el director técnico de Los Pumas, Gustavo Huerta, hoy en Cobresal, con pasado en la “U”, vio en él un biotipo distinto y la calidad para participar desde ya en el plantel de honor. Para sus 1,86 metros de altura, sorprendía por su capacidad con el balón en los pies. No era ningún tronco, por decirlo de algún modo. Características que le permitieron comenzar como defensor central, pero fácilmente cumplir labores en el mediocampo, como contención o volante mixto.
Desde entonces, salvo algún percance —como haber rechazado el primer contrato profesional por expresa recomendación de Fernando Felicevich, su representante—, Pulgar advertía cada vez más cerca eso de lo que siempre le hablaron: la élite del fútbol. Traducida, claro, en autos deportivos, ropa de marca y zapatillas que le había visto calzar sólo a unos pocos. Como le pasa a muchos, de entrada no supo manejarlo.
Por ejemplo, vaya a saber uno los motivos, pedía prestado vehículos para llegar a los entrenamientos o al estadio. Podemos inferir que quería mostrarse a la altura de sus compañeros, por lo que llegar caminando o en colectivo ya no entraba en sus planes.
El lunes 14 de enero de 2013, a punto de cumplir 19 años, Erick Pulgar manejaba por la avenida Padre Hurtado a bordo de un Subaru Legacy gris del año 1992. En su camino se cruzó Daniel Ampuero, un exfuncionario de Banco Estado de 65 años. El impacto levantó varios metros al hombre antes de que se azotara contra el asfalto. El futbolista, sin pensarlo demasiado, se dio a la fuga. Ampuero falleció una hora más tarde en el Hospital Regional de Antofagasta.
Un taxista le siguió la pista al jugador y vio todo lo que pasó después: que se detuvo afuera de su casa, estacionó el vehículo y rápidamente lo cubrió con una manta para ocultar los daños ocasionados por el fuerte golpe. Su hermana Sherry Araya le comentó a Revista Sábado que al interior, más tarde, él reconoció de inmediato el accidente y que incluso pensaba cómo entregarse. No hizo falta: Carabineros irrumpió para llevárselo detenido.
En su posterior declaración, según recogió el medio, Pulgar sostuvo que “me percaté sorpresivamente de una persona de sexo masculino que cruzaba caminando”. Luego afirmó que, “por miedo a lo que había ocurrido”, optó por irse del sitio. “Tampoco me bajé del vehículo para ayudar a la persona que atropellé”, completó. El futbolista pasó la noche en el calabozo. Algunos meses más tarde, debutó oficialmente y disputó los últimos partidos del campeonato.
En 2014, la sentencia del Tribunal Oral en lo Penal de Antofagasta determinó la suspensión de su licencia de conducir por un año y firma mensual por el mismo período. No mucho más: argumentaron que la víctima cruzó en un paso no autorizado. La familia Ampuero, en tanto, presentó una demanda civil. Reclaman que nunca el futbolista fue siquiera capaz de pedir disculpas. El nieto de Daniel, Carlos Ampuero, una vez lo cruzó en una discoteca. Le dijo a Sábado que el diálogo con Pulgar fue así:
—¿Me conoces?
—No.
—¿Te acuerdas de Daniel Ampuero?
—Sí.
—Ya, po. Él era mi abuelo. No nos has pedido disculpas, nada.
—No. Pero vamos para fuera, porque ando con cinco amigos.
En 2015, Erick Pulgar consolidó su carrera y firmó por Universidad Católica, el último trampolín antes de continuar su carrera en Europa y ganarse un sitio en la Generación Dorada de La Roja, tomando el relevo de Marcelo Díaz en la mitad de cancha. Más tarde vino el Bologna y un desafío mayor: la Fiorentina. Pero luego de un prometedor arranque —que incluyó ocho goles en 81 partidos y hacerse cargo de los balones detenidos del equipo—, hace unos meses el romance entre el volante y el cuadro viola se apagó. Es más, en febrero firmó por el Galatasaray turco pero allá tampoco cumplió con las expectativas.
Hoy, sin equipo, el volante nacional, uno de los que está llamado a protagonizar este nuevo proceso en la selección, fue ofrecido al Corinthians de Brasil. No hay claridad respecto de su futuro.
Mientras, una nueva polémica lo rodea:
N.P.M.V. son las iniciales de una mujer de 23 años que, hace unos días, se presentó en la 37° Comisaría de Vitacura para denunciar que había sido víctima de un ataque sexual grupal. En su relato, están involucradas unas 10 personas, con las que habría salido a bailar la noche del pasado sábado 25 de junio a la discoteca La Rubia, en Las Condes. Entre ellas, Erick Pulgar.
Luego, dice, le dieron a beber un líquido que le hizo perder el conocimiento. Despertó en la casa del volante nacional, con signos de haber sido violada.
Según constató La Tercera, la joven explicó en su denuncia que “me subieron a una camioneta donde iban cinco individuos, entre los cuales estaban el futbolista Erick Pulgar e Ian Quezada”. Más tarde, se trasladaron hasta el domicilio del antofagastino, situado en Valle del Sol, en Calera de Tango. Allí, “entramos a una habitación donde no tenía posibilidades de oponer resistencia por efecto de la bebida que había consumido”.
Apenas recuerda haberle practicado sexo oral a uno de los presentes y luego, shockeada, haberse encerrado en un baño. Entonces, notó que presentaba hematomas en distintas partes de su cuerpo, así como lesiones en sus piernas. “Todos me bloquearon del teléfono, incluido Erick Pulgar, a quien no alcancé a contactar”, completó, luego de abandonar el sitio.
El futbolista respondió con un comunicado en Instagram:
“En la noche del sábado 26, un grupo de amigos invitó a un grupo de amigas para compartir una reunión en mi casa. La reunión fue normal. Ninguno de los más de 20 asistentes notó nada extraño. Una vez terminada la reunión, cada uno se fue a su casa por sus propios medios”.
“En el día de ayer, una de las asistentes a la reunión, con la cual no tuve jamás ningún tipo de relación hizo una denuncia señalando que tiene moretones en su cuerpo y no recuerda absolutamente nada de lo que pasó en la noche del sábado”.
“(...); me puse a su disposición y declaré todo lo que vi esa noche. Con la información que pude recabar, no tengo conocimiento de ningún delito que se hubiese cometido en mi propiedad”.
“Entiendo que la persona que hizo la denuncia tenga la intención de aclarar qué fue lo que le sucedió esa noche. Yo también. Por eso me pongo a disposición de la justicia para colaborar en todo lo que sea necesario”.
“Ante los rumores infundados y la información tendenciosa que se ha publicado hoy, quiero aclarar firmemente que no estoy involucrado en ninguna clase de denuncia ni delito”.
A la espera de que se aclare este escenario, que lo ubicó nuevamente en el blanco de las críticas, Pulgar también debe encarar su devenir en lo deportivo. No sólo a nivel de clubes: desde el nuevo cuerpo técnico de La Roja, comandado por Eduardo Berizzo, habría molestia por la decisión que tomó el jugador, de bajarse de la gira asiática.
En una primera instancia, Pulgar acusó “razones personales ajenas a la Federación de Fútbol de Chile” para rechazar la invitación. Desde luego, se creía que el volante aprovecharía esos días para encontrar su próximo destino y quizás reencontrarse con su mejor versión. Pero unos días más tarde apareció como parte de una pichanga que organizó el canal de Youtube Diego González TV, junto a otros jugadores —Joan Cruz, Juan Carlos Gaete, Cristóbal Finch e Ignacio González, entre otros— contra músicos del género urbano.
Aparentemente, Berizzo y compañía creen que Pulgar cometió un error. Más si se estima que, sin varias de las figuras de la Generación Dorada, con una nómina que apuntaba principalmente al recambio, era la oportunidad ideal para que el volante asumiera un rol mucho más preponderante en la confección del plantel nacional.
De momento, la carrera de Erick Pulgar parece en standby.