Tras pasar ocho días internado en el hospital, “Clavito” aceptó una entrevista en donde dejó una última —potente, sentida— reflexión.
El viernes 14 de febrero las cosas se pusieron difíciles. Esa tarde, precisa un extenso reportaje de EnCancha Prime, su hijo, también Hernán, llevó a “Clavito” Godoy a la urgencia del Hospital Clínico Dra. Eloísa Díaz, en La Florida. Al rato se enteraron de la verdad: el pintoresco DT tenía “un tumor al hígado”, de diagnóstico “complejo”, deteriorado por “metástasis”. En resumen, cáncer al hígado. “Sea lo que sea, lo voy a enfrentar”, habría prometido desde la cama, como siempre, Godoy.
Apenas horas después de internarse, conversó con La Hora reafirmando esas palabras. “Le gané varias veces al descenso”, sacó pecho con orgullo, “¿cómo no le voy a ganar a esto?”.
Aunque deprisa aceptó: “Hay que pensar en positivo, pero claramente ya tengo 83 años y todo cuesta un poco más”.
Tras descartar la quimioterapia y otra costosa intervención, el hombre que hiciera famosa la pizarra regresó a casa. Concretamente a la de Claudia, su hija. Pasó ocho días internado, hasta el sábado 22 de febrero, y desde entonces sus hijos en Santiago dividieron esfuerzos para atenderlo.
Hace una semana, EnCancha Prime buscó contactarse con “Clavito” para conocer su estado de salud. Sin embargo, la familia tan sólo pudo ofrecer la comunicación vía audios de WhatsApp.
Entonces, rodeado de sus hijos y nietos, Godoy regaló una última reflexión:
“Bueno, la vida está difícil. Uno no se da cuenta cuando van pasando los años, vas perdiendo fuerza. La máquina es como un motor y empieza a fallar. Lo peor es que te sorprenda y no estar preparado. Uno cree que nunca se va a enfermar”.
Hernán Godoy, el “Clavito”, falleció este miércoles por la tarde. Tenía 83 años. Su legado será indeleble.
