Luis Suárez ya había fallado en tres ocasiones. Increíblemente. Las escasas ocasiones en que el ordenado Egipto había pasado apreturas ante Uruguay, al margen del tiro en el palo de Edinson Cavani. Pero regresó eso que no es un mito. Esa garra que tan bien identifica a los orientales, el esfuerzo al límite que tantos réditos le ha dado la Celeste en su rica historia futbolística.
El cabezazo del defensor José María Giménez, poco antes de que comenzaran los descuentos, le dio el primer triunfo a los sudamericanos en un estreno mundialista, desde aquel lejano 1970, cuando vencieron 2-0 a Israel.
Porque aunque suene a cliché, los uruguayos siempre hacen lo mismo. Y ayer no fue diferente. Es cierto que el equipo de Óscar Washington Tabárez se vio encendido en su primer duelo en Rusia 2018. Sin embargo, careció de la profundidad necesaria para hacer daño a un correcto cuadro africano.
Los egipcios nunca se sintieron menos que el equipo "charrúa". Pese a no contar con su figura Mohamed Salah, las dos líneas de cuatro que puso el técnico argentino Héctor Cúper hicieron la resistencia suficiente.
Al final, el gol del defensor del Atlético de Madrid fue demasiado castigo para los "Faraones", quienes mostraron méritos suficientes para avanzar a la siguiente fase en el Grupo A.
Tras el encuentro, la alegría fue contenida por el lado de la Celeste.
"Empezar así es muy importante. Por momentos jugamos mejor y en otro sacamos esa actitud que tiene la selección. Si jugando mal creamos varias chances, imagínense cuando vayamos mejorando", reconoció Edinson Cavani.