Corrían 119 minutos del partido entre Chile y Brasil por los octavos de final del Mundial de 2014, cuando Mauricio Pinilla buscó el gol con un disparo desde fuera del área, y el balón dio caprichosamente en el travesaño del cuadro local.
En ese instante pudo cambiar para siempre la historia del fútbol nacional, pero el destino quiso otra cosa y en lanzamientos penales el equipo de Jorge Sampaoli quedó fuera de la Copa del Mundo.
Mala suerte o un simpre error de cálculo, lo cierto es que por largos días nadie nos podía sacar de la cabeza la imagen de la jugada, tanto que el mismísimo Mauricio Pinilla se tatuó la escena en el sector izquierdo de su espalda.
"Pasó a la historia, no existe más, se borró el tatuaje de hecho", confesó el delantero de la "U" un año más tarde, cuando la Selección se conronó campeona de América por primera vez en su historia.
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