La directora ejecutiva de Corporación Cultural de la comuna asumió en diciembre del 2021 y, desde ahí “reentendió” a la institución no como una “productora de eventos”. Ahora se estrenará un musical que se adentra en “temas como la migración”, dice, y que es actuado por vecinos de distintas edades. Además, se han aplicado otros proyectos que cuenta ella a la Cuarta.
Cuando Alejandra Valdés terminó sus estudios de Historia salió de la universidad con tan solo 22 años, tenía al menos una cosa clara: “La cultura es como una varita mágica para transformar realidades”, porque “creo que genera pensamiento crítico en las personas”.
Ya en ese entonces, en 1991, sentía que era un ingrediente que faltaba tanto en la educación como en la gente. Acaso por esa razón, ha hecho buena parte en fundaciones como Antenna y Amanoz. Y en diciembre del 2021 asumió como directora ejecutiva de Corporación Cultural de Lo Barnechea.
En su arribo, el mayor desafío en la institución fue “reentender no como una productora de eventos, sino como una herramienta de educación e integración social”. Ella destaca que, en el pasado, la corporación hizo una buena pega en, por ejemplo, organizar exposiciones o poner esculturas en lugares públicos. “Pero no tenía una misión clara respecto a su propia comunidad, que es tanto el Pueblo, como La Dehesa, Los Trapenses y todos los barrios de acá”, plantea a La Cuarta.
Frente a eso, Alejandra releyó el panorama y en un año ha dado un golpe de timón, por ejemplo, metiendo de lleno las artes escénicas y musicales al ruedo. “La música es el lenguaje de los jóvenes y ha tomado súper harta relevancia”, declara.
“El musical es muy real”
Con esa filosofía en la mira, se estrenará el musical In the heights (En el barrio) en dos funciones que se realizarán el viernes 11 y el sábado 12 de noviembre. La pieza fue escrita puertorriqueño Lin-Manuel Miranda y, de hecho, se estrenó en Broadway en el año 2008. La historia se sitúa en un barrio de Nueva York en medio de una brutal ola de calor.
Ahí conviven muchos migrantes latinoamericanos, “donde hay sueños de una persona, pero se convierten en sueños comunes del barrio”, adelanta ella sobre la trama que se presentará en la Municipalidad de la comuna. “Hay problemas, como que se corta la luz, hace mucho calor y todos tienen que enfrentarlo juntos”.
—¿Qué criterios priman a la hora de elegir qué puesta en escena dan al público?
—Usualmente, las instituciones culturales que hacen musicales toman la decisión en base al más atractivo, masivo o conocido. El criterio que tuvimos es que sea un musical, de partida, más realista y representativo del momento actual. En un Chile post-estallido social y pandemia, la gente quiere volver a la realidad, no seguir fuera de ella. El musical es muy real y habla de temas como la migración, la colaboración, el trabajo en la comunidad y la integración social, que todos se sientan convocados por el musical porque habla de la diversidad.
—¿El plan era un musical que hablara sobre inmigración o solo calzó?
—Estaba dentro de las variables, pero igual nos sorprendió porque no nos habíamos metido en los números de la migración en la comuna, y en una comuna que tiene 125 mil habitantes, hay alrededor de 13 mil que son migrantes. Estamos hablando de un 10%. En ese sentido, el musical en que actúan cerca de 120 personas, hay siete de ellas que son migrantes tras una convocatoria abierta, y llegan migrantes. Chile ya tiene mucho migrante.
—Sobre la migración, ¿cómo aportar a reflexionar a este proceso en Chile?
—Tiene que ver con cómo la migración da un sentido de barrio porque el migrante busca pertenecer a algo. Y el musical precisamente habla de eso: cómo de alguna manera los migrantes se unen buscando una realidad y un sueño común.
Dentro del elenco que canta, baila y actúa en In the heights, el 70% son personas que viven en Lo Barnechea, niños, jóvenes y adultos, todos aficionados a las artes escénicas. “Realmente, la compañía (Darshan Teatro) con la que estamos trabajando hace una pega muy profesional”, destaca. “Muchos de los vecinos que participan se transforman después en elencos más o menos estables”.
La integración
—”Pensamos la cultura como una herramienta de integración social”, dijiste en marzo a Radio Duna: ¿Cómo hace esa pega en lo práctico?
—Tomamos varias medidas. La corporación tiene tres sedes en la comuna. En cada una de las sedes, por ejemplo, el cobro por talleres era súper distinto en cada una. Lo que hicimos fue ‘somos todos iguales, para todos vale lo mismo’”. Eso ha producido que tenemos como un 45% de integración, es decir, tenemos gente de La Dehesa en el mismo taller de cerámica, diseño, de arte, lectura, con gente que vive en el Pueblo y que tiene una realidad socioeconómica súper distinta. No hay distingo ahí.
Respecto a la música como un puente con los jóvenes, cuenta que destinaron un “fondo de programación juvenil” para que los menores propusieran ideas a la comunidad y, a través de un jurados interno y externo, seleccionaron las tres mejores propuestas, y dos de ellas resultaron de música.
Una de las ideas se convirtió en un proyecto que se realizará el próximo 10 de diciembre: un festival de danza urbana. El plan es que los bailarines elijan un lugar y “se tomen el espacio”. La otra propuesta fue equipar un espacio para convertirlo en sala de ensayo y estudio de grabación. “Ya la tenemos funcionando para que los chicos vengan”, dice y agrega que este espacio se puede arrendar por solo $2 mil pesos la hora.
Otra iniciativa, que ya lleva un año en curso, se llama “Escalerilla Cultural”. Esta consiste en que todos los colegios municipalizados de primero básico a cuarto medio deben tener una “experiencia cultural” al año. Es decir, si un grupo está viendo la materia de los pueblos originarios, visitan el Museo Precolombino.
“Es un impacto en que uno no busca la cosecha en lo inmediato, sino en el mediano o largo plazo”, cierra.