Alfredo Castro habla de su debut en un dramón de “terror, misterio, ilusión y ficción absoluta”

Alfredo Castro.

Aunque no se cierra a regresar a las teleseries, hoy el actor está enfocado en el teatro y el cine. Ahora, se estrenó en la pantalla grande Piedra Noche, grabada en Argentina, que se adentra en tópicos como la muerte, la pérdida y el daño al medio ambiente. “Me sometí un poco a lo que estaba sucediendo, que era este matrimonio, y acompañar esa emocionalidad de la película”, relata a La Cuarta su arribo aquel rodaje.

Todo parte con un niño y un videojuego en el que debe crear a un monstruo con la misión destruir ciudades ficticias. El padre, Bruno (Marcelo Subiotto), interesado por su retoño, le hace preguntas sobre el juego.

La familia —con la madre, Greta (Mara Bestelli), incluida— vive frente a una playa anónima de Argentina, donde han construido una plataforma petrolera que ha dañado severamente al ecosistema. Sin embargo, aun así, el clan se las arregla para entretenerse en el mar.

De pronto, todo se quiebra, aparece la muerte, confusa, sin explicaciones, junto al desgarrador dolor de la pérdida. Los padres, con ayuda de su amiga Sina (Maricel Álvarez) necesitan vender un hogar que inmediatamente se les vuelve fantasmal. Mientras, en paralelo, aparece un misterioso hombre que se compromete a vender la propiedad, interpretado por Alfredo Castro.

Se trata de Piedra Noche, un película con toques de fantasía, dirigida por el director argentino Iván Fund, en una trama que aborda temas como la muerte, la pérdida e incluso el daño que el ser humano provoca al planeta. Esta historia se estrenó el 10 de noviembre en Cinépolis, Cinemark y Cineplanet.

—Entiendo que para Piedra Noche no había un guion determinado, sino lo hacían jornada a jornada… ¿Cómo fue esa experiencia?

—La había hecho con Jorge Riquelme (director) en Algunas bestias (2019) —responde Alfredo Castro a La Cuarta—. Pero acá era diferente porque el contexto de una filmación fuera de Chile, con otro humor, con otro lenguaje, es súper diferente. El director, Iván, nos iba entregando todos los días temas y cosas sobre las cuales hablar. Ahí íbamos improvisando lo que se pudiera.

La familia protagonista de Piedra Noche.

—¿En qué detalles se notan esas diferencias de “humor” y “lenguaje”?

—Bueno, los humores de cada país tienen que ver con las contingencias de cada país; los dichos y las alusiones son diferentes, y hay que ponerse un poco al día con de qué se está hablando y riendo. Pero en general creo que en Latinoamérica compartimos un lenguaje común, sobre todo la gente de cine y teatro. Así que no fue tampoco muy tremendo adecuarse.

—¿Cómo te sientes en el espacio de la improvisación?

—A mí me gusta el diálogo entre los actores, actrices y directores, creo que es súper importante que exista una conversación, de llegar a acuerdos. Pero me siento cómodo en la medida que sienta la confianza del director o la directora, porque cuando hay muchos “no, no, no” se vuelve un poco antipática la cosa. Pero acá no, porque el elenco eran unos actores y actrices brutalmente creativos y buenos. Todo fluía bastante bien.

La improvisación

—En una entrevista dijiste que el cine y el teatro “deben ser un espacio donde más que respuestas, se planteen preguntas”... ¿Qué reflexiones te surgieron en torno a la pérdida durante este rodaje?

—Cuando yo llegué, ya había un clima de mucha emocionalidad, de mucha tristeza, porque estábamos en el final de la película. Tuve que sumarme al clima de duelo, de pérdida de esta familia y amiga. Lo que dije en esa entrevista me parece que siempre es así. Uno no debe dar respuestas a cosas que no tienen respuestas. La pérdida de un hijo es una experiencia tan profunda que queda una huella marcada para toda la vida. Entonces, me sometí un poco a lo que estaba sucediendo, que era este matrimonio, y acompañar esa emocionalidad de la película.

Alfredo Castro en Piedra Noche.

—”Le tengo mucho miedo a la muerte”, dijiste a Revista Velvet hace un tiempo… ¿Te aparecen esos temores en Piedra Noche?

—Claro, se acentúa los pensamientos de uno en torno al tema, porque estás tratando el tema, se profundizan esos temores, harto, diría yo, porque había que acompañar en los diálogos, en el ritmo, en el tiempo, a ese matrimonio que estaba viviendo esa pérdida. Mi labor era sumarme a ese sentimiento.

—¿Cómo te relacionas con el tema de “la muerte”? Más aún que venimos de una pandemia en que, de alguna manera, la muerte se hizo tan cotidiana...

—Estoy muy impresionado porque ha muerto mucha gente muy joven este último tiempo; es tan inesperado e insólito. Y en la película la muerte de un niño es tan triste, pero también tuve que meterme, sobre todo, en la fantasía de este animal, de este monstruo o ente que aparecía. Y era la primera vez que yo hacía una película de terror, misterio, ilusión y ficción absoluta. Eso me interesó mucho, lo encontré muy atractivo: esta plataforma de extracción de petróleo, de maquinaria en el medio del mar, esta figura que aparecía... Ese mundo lo encontré súper interesante.

—¿Eso te interesó inicialmente del proyecto?

—Me interesó trabajar el tema, porque nunca había trabajado una película en este registro con elementos del más allá, de la muerte, la aparición de un ente, me pareció súper atractivo, porque Iván es un director muy conocido e importante en Argentina, y Marisel Álvarez, Mara Bestelli, Marcelo Subiotto son tremendos actores en Argentina. La suma de estas cosas me hizo pensar que iba a un proyecto tremendamente interesante, como lo fue.

—¿Qué herramientas da la fantasía para contar temas tan reales como la muerte o la pérdida?

—La imaginación, po’. Estás películas trabajan todo en las postproducciones, van metiendo las plataformas en el mar, elementos de naturaleza, hay un trabajo de posproducción que es súper fundamental. Uno trabaja con pura imaginación, o sea, imagínate que el bicho está en el mar, que allá hay una tremenda fábrica. Uno tiene que recurrir mucho a la imaginación, a la verdad, ser sincero y honesto, que siempre es el trabajo de un actor.

Alfredo Castro.

—Has comentado que para actuar “mi pensamiento es que no hay que actuar”... ¿Se vuelve más fácil actuar con esa premisa en mente?

—Es mucho más difícil, porque cuando los actores o actrices actúan, como que repiten lo que hicieron 20 mil actores o actrices antes. Entonces es fácil: en esta escena hay que llorar, en esta hay que reír o hay que gritar. Como que hay ciertas fórmulas que se repiten, y se termina un poco copiando a otras películas, actores y formas. En cambio, la paradoja de no actuar significa meterte en un mundo muy personal, muy propio y responder a las escenas desde tu propia experiencia, que es mucho más rico, pero también es más peligroso. Es un trabajo que hay que hacer.

—¿Cuáles son esos peligros?

—Depende de cada uno. Frente a la muerte, no es un tema fácil, cada uno se mete como puede en ese tema.

Pulso al presente

En los últimos días, el actor ha estrenado la obra de teatro Girls & boys en teatro, ahora va a aparecer la película Inmersión (2021) en Prime Video y durante los últimos días anduvo grabando una nueva cinta en Uruguay.

—¿Hay tiempo para descansar?

—Estoy filmando en Uruguay. Vine a estrenar y me voy mañana. Es un momento (de ajetreo), porque para nosotros la pandemia fueron dos años perdidos, con muchas deudas, préstamos y dificultad, y de pronto se reactivó todo y hubo que tomar los proyectos que hubo que tomar. Pero ya va a pasar.

Alfredo Castro.

La Doña (CHV) fue la última teleserie que hiciste en 2011… ¿Te han ofrecido hacer más teleseries?

—No, estoy dedicado a otras cosas

—¿Volverías a hacer teleseries en el futuro?

—Si fuera un muy buen guion, director y elenco, sí, obvio, sin duda.

—¿Y qué te alejo?

—Porque... Pero eso no es el tema que íbamos a hablar, íbamos a hablar de la película.

—Pregunto un poco de todo.

—Es que me lo han preguntado un millón de veces.

—Ah, disculpa...

—No, está bien... Porque perdí el interés, porque no estaban siendo muy buenas las teleseries. Tomé la decisión de salirme un poco.

—Pasan los años, uno va quemando etapas, haciendo proyectos distintos… ¿Te quedan sueños por cumplir?

—Pero por supuesto, ¿sino cómo seguir viviendo? Imagínate…

—¿Qué sueños quedan?

—No, no, no, no, yo voy sumándome a los proyectos que me gustan y a otras creatividades de otras personas, y si me gustan yo la asumo, y nada. Pero no tengo sueños irreales de hacer algo que no corresponde hacer. La realidad te va poniendo delante proyectos y uno va tomando.

—Pero quizá alguna obra que te gustaría hacer o algún tipo de película…

—No, lo que me vaya llegando lo voy evaluando y voy tomando lo que me va gustando. Tengo esa suerte de poder elegir a veces.

Revisa acá el tráiler

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