De la mano de su reciente álbum Rey, la artista se presentará por tercera vez en Lollapalooza Chile, ocasión en que cerrará un escenario. Un desafío que la encuentra en un momento particular de su carrera. “Siempre quisimos apostar por cosas que nos sacaran de la zona de confort”, cuenta al diario pop.
La sensación. Ese es el primer recuerdo que se le viene a Camila Moreno, cuando recuerda su primera actuación en Lollapalooza Chile, en el ya lejano 2012. Una era en que se abría camino como una cantautora promisoria, con el single “Millones” rotando en la radio y una arriesgada propuesta que debía tanto a Violeta Parra como a Björk.
“La primera vez toqué al inicio, como a las 12 -recuerda al otro lado de la pantalla en charla con el diario pop-. Uno piensa que a esa hora no va a haber nadie. Lo bonito es que toqué el primer acorde, se abren las puertas y vino toda la gente corriendo, parecía un mar de gente, miles de personas. Fue una experiencia inesperada, muy bonita”.
Desde entonces, Camila Moreno comenzó a acumular experiencia como una de las cantautoras imprescindibles en una generación de solistas que surgió a comienzos de la década del 2010, en la que destacan otros nombres como Javiera Mena, Fernando Milagros, Álex Anwandter, entre otros. Por ello, tras el debut, fue invitada al festival tres años después, en 2015 -el mismo año en que se publicó el excelente Mala Madre-, en un show a media tarde, entre los árboles que rodeaban el alternative stage. “La segunda vez, tocamos más tarde, tipo 4 o 5. Ahí supongo que a nivel musical salió mejor”.
Ya con cuatro discos a su haber, Camila vuelve al festival por tercera vez, el viernes 18 de marzo (a las 20.30 en el Lotus Stage). La ocasión será una oportunidad para ver en escena el despliegue del álbum Rey (2021), el cuarto largaduración de la artista que supone un salto artístico mayor, como álbum conceptual que excede los surcos del disco y se extiende en una narrativa transmedia con historieta virtual y movieclips, que superan el formato habitual al estilo MTV.
“Lo más obvio es que ahora hay más experiencia, trayectoria, por lo mismo hay un poco menos de ansiedad, pero sí mucha expectación por el nuevo show que estamos preparando porque es súper desafiante, súper arriesgado. Siempre quisimos apostar por cosas que nos sacaran de la zona de confort”, cuenta.
-¿Qué aspectos son importantes en un show en vivo?
-Ahora se supone que deberíamos sonar mejor porque usamos audífono y el sonido debiera sale más limpio, pero esas son cosas teóricas, yo creo que el en vivo tiene que ver con la onda y también con la banda y el público. La banda puede tocar muy bien, pero si hay frialdad, es una lata, me ha pasado como espectadora y como intérprete que de pronto ocurre.
-A diferencia del 2012 y 2015, esta vez te toca cerrar un escenario. De alguna forma te han tocado todos los horarios…
-No lo había pensado así, ahora que me lo planteas me dio mas miedo ajajaja (rie). Más encima va a estar tocando Foo Fighters, y yo tengo una pesadilla recurrente, y es cierto, de que el público se empieza a ir. ¿Has cachado las transiciones entre canción y canción? cuando hay que afinar la guitarra, y hay un momento de espera. En mi sueño ese momento se alarga, se alarga y se alarga tanto que la gente se empieza a ir. Me imagino como que la gente va a correr para ir a ver a Foo Fighters y va a quedar una persona con una pancarta ajajaja (ríe).
-Entre todos los procesos técnicos propios de tu presentación ¿hay algún show que quieras ver en Lollapalooza?
-Soy una viuda del show de Phoebe Bridges, ese show lo quería ver con todo mi ser. Ahora, los artistas chilenos son lo que más interesan en todo el Lollapalooza; quiero ver a Fernando Milagros, a Francisco Victoria, a Javiera Mena, a Dulce y Agraz. La generación de los solistas.
-Además de una buena representación de los solistas indie, contemporáneos tuyos, en esta edición de Lollapalooza hay mucha presencia de la nueva generación urbana; allí están Marcianeke, Pablo Chill-E, Princesa Alba, Soulfía, ¿te vinculas de alguna forma con el reggaetón?
-En 2019, antes del estallido social, empecé a relacionarme con el reggaetón desde las ganas de gozar, simplemente desprejuiciarme y disfrutar. Y lo pasé muy bien, estuve escuchando reggaetón y trap; de hecho toqué con la Soulfía hace poco rato, en La Red. Es un género que arrasó con todo, hay cosas que me gustan y otras cosas que no.
Además de sus clásicos, el show de Camila Moreno supone una oportunidad para ver en escena la presentación de su álbum Rey. La artista ha estado en actividad desde la reapertura en agosto pasado -de hecho estuvo en el primer show masivo en Concepción-, con una nueva banda, en que algunos de sus integrantes también participaron en el proceso del disco.
“Esta banda con la que estoy tocando es relativamente nueva -cuenta-. Estoy tocando con ellos desde la vuelta de la pandemia, de agosto de 2021 en adelante. Está muy interesante, chicos y chicas relativamente jóvenes, primera vez que tengo una bajista mujer. Es un ciclo nuevo, un disco nuevo, una banda nueva. En ese sentido ha sido bacán, esta gira está tomada por estas personas que estuvieron involucradas en el disco”.
-¿Qué es lo que te dejó más satisfecha del álbum Rey?
-Todo ajajaja (ríe) lo que me dejó más satisfecha es que logramos plasmar la imagen, todo el sentido que venía intentando transmitir con la historia y con las canciones. Logramos crear un mundo, llevar la imaginación a la realidad, eso es super increíble y satisfactorio. Eso está plasmado en la música, pero también en los videoclips, la historieta virtual. Es un disco conceptual que logró llevar eso, el hecho de tener una historia, una inspiración, todo lo que me ha transmitido el tema cyborg. Todo lo que me importa es eso el feminismo y la imaginación.