Viviana Montenegro, la Veva, 17 años, estudiante de cuarto medio del Liceo Computacional de Playa Ancha, sentía miedo cada vez que dejaba su casa ubicada en el Cerro Barón, alrededor de las 07.30 horas, con dirección a sus clases.

Mismo sentimiento que experimentaba gran parte de las mujeres que se movía por la zona a solas, algunas veces a oscuras. Era una sensación de inseguridad, de que alguien les estaba persiguiendo. Llegar a destino, cada día parecía ser un desafío.

Ese viernes, a Viviana probablemente se le pasó por la cabeza esa incomodidad. Pero había clases, de modo que siguió la rutina de cada mañana: desayunar, ducharse, cubrirse con el uniforme y despedirse de su madre. Eran las 07.30 a eme cuando cerró la puerta de su casa y decidió tomar un colectivo.

Adentro del móvil la esperaba Luis Carrasco Tapia, chofer entonces de 23 años.

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Al mediodía, la noticia comenzó a propagarse.

En medio de unos matorrales del Cerro Rodelillo, los vecinos del sector hallaron a una menor completamente ensangrentada, apenas agonizando. La imagen no la borraron nunca más de sus recuerdos. La niña, dicen, estaba completamente desnuda y tenía cortes en todo su cuerpo. Al nivel del cuello, en el tórax y la espalda. Era un milagro que todavía, aunque con dificultad, pudiera respirar.

Algunas horas después murió. No pudo aguantar más sus heridas. Concretamente, las 72 puñaladas que desperdigaron a lo largo de su humanidad.

Era el viernes 2 de octubre de 1998 y esa niña, que violaron y acuchillaron más de setenta veces, era Viviana Montenegro.

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Luis Carrasco, en 1998.[/caption]

La única pista que encontró el personal de la PDI entonces fue la huella de un neumático, algunos metros alejada de la escena del crimen.

En la noche, sin embargo, se enteraron de que Luis Carrasco Tapia, colectivero de la línea Barón-Rodelillo, decía haber presenciado el femicidio. Pero su relato no era consistente: vinculaba a distintas personas, a conocidos delincuentes del sector. Cambió en varias oportunidades su versión.

Al cabo de unas horas, tras verse arrinconado, Carrasco tuvo que confesar.

Confesó que ese día consumió pasta base, que violó a Viviana Montenegro y que luego la apuñaló más de setenta veces porque solo así podría explicar que el delito se trataba de una "enajenación mental" bajo la influencia de la droga.

En 2000, la justicia lo condenó a presidio perpetuo.

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Viviana, La Veva.[/caption]

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El octavo episodio de Libre, la serie documental de TVN que relata las historias de reclusos que buscan otra vez su libertad, está dedicado al crimen de Viviana Montenegro y a la actualidad de su asesino, Luis Carrasco.

Allí, a partir de entrevistas con sus abogados, vecinos del sector, funcionarios de la PDI y psicólogos forenses, cuentan cómo Carrasco, que en 1998 era descrito como un tipo inquieto, problemático y que arrastraba antecedentes delictuales, ahora, tras las rejas, incluso ha escrito una obra de teatro y protagonizado un show de standup.

También cómo, a partir de esa conducta, el otrora colectivero se convenció de que merecía la libertad condicional, habiéndola pedido en cuatro ocasiones con el mismo número de rechazos. La última, el 16 de abril de 2020.

Los últimos días, sin embargo, Carrasco volvió a la carga.

"La familia está desesperada y la ciudadanía expectante respecto a la liberación de esta persona, que según los informes, ya que ha solicitado la libertad condicional todos los semestres, tiene un alto riesgo de reincidencia y tiene un alto nivel de psicopatía", dijo sobre el caso el diputado de Renovación Nacional Andrés Longton.

"Esperamos que esta persona siga privada de libertad", completó.

https://twitter.com/DiputadosRN/status/1445872757951008774

En conversación con 24 Horas, la prima de Viviana, Natalie Peña, se desahogó:

"Para nosotros es una pesadilla. Por mi parte, siento que no alcanzo a respirar cuando ya está sonando mi celular para avisarme que este personaje está en la lista. Lo único que pido a las personas que me están apoyando y a Dios que se haga justicia y cumpla la condena que se le impuso".

Por estos días Carrasco es uno de los 472 nombres que postulan a la libertad en la región. La familia de Viviana y sus amigos, en tanto, lo buscan evitar a toda costa. No quieren ver por las calles de Valparaíso nuevamente al que consideran un psicópata. Un tipo que, además, nunca se arrepintió de haber cometido un femicidio.