“Estamos con los dioses de Sudamérica”: la historia que retrata la vida más íntima de Los Jaivas

A mediados del 2012, el conductor de tele Sergio Lagos vio en Londres, Inglaterra, las celebraciones de los 50 años de los míticos Rolling Stones, en que la Reina Isabel II les entregó todas las facilidades a la banda para sus festejos. En cambio, se encontró con que en Chile, ante el mismo hito para Los Jaivas, ellos con suerte pudieron conseguir el Parque Forestal, en el centro de Santiago, y después debieron “pedir disculpas” a los vecinos por los ruidos molestos.

Ahí germinó la idea en su cabeza.

Y se puso en contacto con Juanita, hija del fallecido Gabriel Parra, la mujer que tomó las baquetas de la banda luego de que su papá muriera en un accidente de tránsito (1988).

“Sergio nos viene a motivar con el hecho del que nosotros mismos no éramos tan conscientes, porque estábamos preocupados de tocar y entregar al público buenos conciertos”, cuenta ella una conferencia donde participó La Cuarta. “Nos hace ver que nuestra forma de hacer las cosas, la permanencia en el tiempo, cómo nuestra música es querida, y cómo la recibe el pueblo chileno y latinoamericano, es una historia digna de contar y a través de una película”.

Así que Juanita se convirtió en el nexo entre el periodista con los demás integrantes de la banda, los hermanos Claudio y Eduardo Parra (ya retirado), y Mario Mutis, los músicos vivos que fueron parte del núcleo original del grupo nacido en 1963.

Quien fuera animador del Festival de Viña confiesa que todo nació como un “gesto periodístico”. Citando la biografía escrita por su colega Freddy Stock, La vida mágica de Los Jaivas: los caminos que se abren (2002, Ril Editores), dice que el proyecto partió de la “urgente necesidad” de contar esta “historia maravillosa, que no solo nos pertenece a nosotros como comunidad chilena, sino que al mundo entero”, porque “creo que es una historia del triunfo de la humanidad, de los sueños, del amor, del compañerismo, de los ideales y del afecto”, y advierte que “no son tantas esas historias en el mundo”.

Y fue entonces, hace ya casi una década, que Lagos se preguntó: “¿Por qué esta banda no tiene un relato audiovisual que, de alguna manera, al igual que los discos, propague esta energía?”. Sintió que “lo mejor” sería conversar con los protagonistas para que fueran ellos quienes entregaran sus testimonios.

Y vino un largo trecho para entender qué hacer.

En ese proceso, el periodista hizo una alianza con la productora Macarena Cardone y su equipo de Invercine. El documental Los Jaivas: todos juntos empezaba a tomar forma, y ya se encuentra en el streaming HBO Max tras haber sido estrenado en 2020.

Un sueño en el exilio

Claudio Parra recuerda que fue su madre la primera archivera de la banda, “que recolectaba orgullosa de sus hijos”; es más, “cuando aparecía algún artículo en el diario, lo recortaba, sacaba foto y lo guardaba”. Después tomó la batuta su hermano Eduardo. Más tarde fue el turno del el pianista, que tomó esa misión, al punto de que se ganó el apodo de “archiduque”, por su celoso trabajo de recolección. “Hasta hoy lo sigo haciendo”, dice, por lo que tiene todo el departamento y sus respectivas bodegas rebalsadas de archivo.

El proceso “nos llevó a meternos a nosotros en ese baúl con todos estos tesoros que el grupo se ha preocupado de cuidar, de valorar y sentir que es un patrimonio finalmente de toda esta historia”, comenta Juanita. “Ahora no solo lo vamos a compartir con el pueblo chileno, sino que ahora también sumamos a toda Latinoamérica”

“Fue un proceso súper largo, porque teníamos más de mil horas de material”, cuenta la productora Macarena Cardone, por lo que dedicaron un equipo de investigación para que revisar todo el contenido documental, mucho del cual era inédito. Como era la primera de estas películas sobre el grupo, “era una gran responsabilidad y un gran aporte”, reconoce.

“Tuvimos algunos problemas al principio, de definir qué realmente se podía hacer con toda esta cantidad de material”, reconoce el integrante Mario Mutis, que sabía que no podían hacer una cinta que durase diez o quince horas. “Tuvimos que conversar y acordar lo que sí se podía mostrar en un lapso de tiempo que fuera razonable”.

Para él, se logró mostrar “una faceta que puede ser interesante a nivel chileno y latinoamericano, porque refleja un pedacito, una muestra, una visión, un momento, de la historia de un grupo que el próximo año va a cumplir 60 años de en los escenarios”, comenta. “Ni siquiera se pueden poner muchos temas musicales, que es lo que tiene que mostrar un grupo, sino que hay que mostrar el concepto del grupo”.

En eso, también notaron que habían muchas grabaciones de tocatas, “pero necesitábamos momentos íntimos para contar esa historia”, explica Cardone. Ante aquella situación, ya con el material ordenado, coordinaron con la banda para “ir a los lugares icónicos donde ellos habían vivido todo el proceso de estos casi 60, que debe ser la banda más longeva del mundo con los Rolling Stones”, dice. “Estamos con los dioses de Sudamérica”.

Así, partieron a Zárate, ciudad ubicada 90 kms al norte de Buenos Aires, a orillas del Río Paraná, donde la banda se fue a vivir tras el golpe de Estado, de 1973 a 1977. El bajista lo recuerda como “un lugar mágico y de ensueño”, donde “los zarateños, y en general los argentinos, nos acogieron de una manera extraordinariamente cariñosa”. Es más, comenta que, en ese entonces, conocieron a unos nacientes Charly García, David Lebón y grupo Arco Iris, “buscando una cosa parecida a la que nosotros buscábamos”, relata.

Allá sacaron uno de sus grandes discos, el homónimo Los Jaivas, que contiene algunos éxitos como “Pregón para iluminarse”, “La conquistada” y “Un mar de gente”.

Luego, partieron en barco a París para instalarse en una antigua casona. “Necesitábamos nuevos horizontes, nuevos caminos, la inquietud del músico”, cuenta Mutis. “Francia nos acogía no con esta cosa cariñosa y cercana de amistad, porque no son latinos, pero igual nos acogieron súper bien”. En suelo europeo trabajaron en proyectos como Obras de Violeta Parra y, su título cumbre, Alturas de Machu Picchu.

Décadas después, partieron con el equipo de Macarena Cardone a grabar a esos lugares donde el grupo pasó hitos clave de su ciclo creativo. “Fuimos encontrando esos momentos íntimos con los que pudimos seguir contando la historia, y encontrar temas específicos para articularla, que fuera lo más coherente y atractiva posible, que tuviera una propuesta estética, y un discurso interesante”, dice ella. “Todas las decisiones fueron en conjunto con ellos y fluyó súper bien”.

Así se armó una “dinámica de road movie”, por lo que “esa intimidad que se aprecia súper bien en el documental”. Casi no fue necesario un guion.

“Hay momentos muy bonitos sin discursos aprendidos”, destaca. “Creo que logramos eso en nuestro documental para recuperar esa memoria”.

Un mensaje eterno

Durante la conferencia, un periodista pregunta si con el docu Los Jaivas: Todos juntos arranca la “cuenta regresiva” para la celebración del grupo.

Frente a esa consulta, Mario Mutis, dado a tirar la talla, toma la palabra:

—La cuenta regresiva es como si fuera a haber una explosión —Algunos de los presentes se ríen.

Luego el músico se remonta al pasado: “Cuando empezamos no existían este tipo de cosas, salvo que te vinieran a filmar con una cámara de 35 milímetros o algo así”; por lo tanto, “habían pocos registros salvo la fotografía, que eran las imágenes estáticas”, pero ahora, “la velocidad, el video, nuestra vida actual, los documentales como este, son parte de la existencia y reflejan un momento específico de la vida de grupos como nosotros”.

Pero no solo eso, porque los músicos también comparan ese cada vez más lejano pasado, a inicios de los 60′ —cuando partieron—, con el presente.

“Cierto que estamos viviendo momentos muy similares a cuando surgimos”, dice Claudio Parra, quien se remonta a los tiempos de su primer gran himno, “Todos juntos”, de 1972, una canción que “cayó así como una necesidad”. Ya hacía adelante esta “ha ido creciendo con el tiempo, nunca perdió vigencia, y es como una necesidad eterna”, reflexionó. “La humanidad es la que necesita mensajes de esa naturaleza”.

Mario se adentra en la contingencia: “Parece que la crisis no ha terminado, por lo que seguimos en la pelea para construir un país mejor”. Mientras eso sucede, “nosotros humildemente, como músicos, tratamos de aportar a poder pañitos fríos y a recordar los valores permanentes: el amor y la unión”.

Juanita se tomó de esas últimas palabras: “Siempre es bueno recordar los buenos sentimientos, las buenas intenciones y las esperanzas”, declara. “Estamos todos en este planeta”, y finalmente “no podemos olvidar que tenemos que cuidarlo y protegerlo, y cuidarnos los unos a los otros”.

Hasta que la cuerda aguante

Ya con casi 60 años sobre los escenarios, Claudio toma la consulta de una reportera, quien lanzó una pregunta que habla sobre la muerte y la trascendencia, sobre el futuro de una banda que no deja de respirar y perseverar.

—Lo que nos inspira creo que nació junto con nosotros—arranca el pianista y compositor—. No somos un grupo de seis personas en que cada uno vive por su lado y que dijimos “ah, yo toco este instrumento” y “yo este otro”, “juntémonos y hagamos un grupo”. Nuestra historia nace desde niños, cuando éramos tres hermanos, además de Mario (Mutis) y “Gato” (Alquinta), que eran amigos de infancia, compañeros del colegio. Desde niños empezamos a crecer juntos, a hacer juegos, y uno de estos juegos era la música. De repente, nos subimos arriba de un escenario y ya tomamos conciencia de que éramos un grupo. Ese es el momento que fijamos como el nacimiento del grupo, el 15 de agosto de 1963. Esa motivación que tuvimos para dedicarnos a la música, como camino de vida, es lo que nos ha traído hasta este momento, y creo que va a seguir hasta que nos dé la cuerda. No hay otra motivación, aparte evidentemente de la familia y las amistades. Esta vida de músicos, un poco errante, la seguiremos llevando hasta que podamos.

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