La emblemática banda nacional sorprendió tras anunciar su “receso indefinido” luego de 29 años juntos. Felipe Ilabaca y C-Funk conversaron con La Cuarta sobre el adiós del conjunto, sus motivos, lo que viene a futuro y su legado. “La música nunca muere”, aseguran.
En lo alto de su carrera, con una extensa trayectoria y un legado que quedará marcado en la escena musical nacional, Chancho en Piedra se prepara para decir adiós a los escenarios.
La banda anunció el pasado martes a través de sus redes que habían decidido entrar en un “receso indefinido” de su actividad artística. Una noticia que llega tras 29 años de carrera ininterrumpida, que dejó una discografía de 14 LPs editados y una ingeniosa propuesta que mezcló los sonidos del funk con distintos ritmos como el rock, la cueca y hasta el reggaetón.
Sin embargo, en los próximos meses, el grupo integrado Lalo Ibeas, Felipe Ilabaca, Leonardo “Toño” Corvalán y C-Funk —quien se unió tras la salida de Pablo Ilabaca en 2018— se despedirá de sus fanáticos marranos y sus músicos se enfocarán todos estos proyectos personales que habían quedado postergados por los Chancho en Piedra.
Pero no se irán así nomás, ya que anunciaron una gira en los meses de mayo y junio, con un último concierto el próximo 8 de julio en el Teatro Caupolicán, llamado “Voy y Vuelvo”.
El bajista del conjunto, Felipe Ilabaca, junto con el guitarrista, C-Funk (Cristián Moraga), conversaron en exclusiva con La Cuarta sobre la decisión de la banda tomarse un receso indefinido, lo que se vienen a futuro, su trayectoria y los shows que se vienen.
—¿Cómo se han sentido tras anunciar que se van a despedir de la banda tras casi tres décadas?
—Felipe: Un montón de sentimientos encontrados. Por una parte, es una decisión consensuada, consciente, razonada, discutida, analizada por meses, y para la cual, creo, estábamos preparados. Pero la verdad es que nunca se está muy preparado cuando se da una noticia muy importante a la gente que te quiere, que te sigue. Hemos recibido, cada uno de nosotros, un vendaval de mensajes y de energía, todos con mucha emotividad, es imposible no afectarse un poco. Sin embargo, sentimos que nuestro proyecto sigue en marcha, tiene una cuerda importante y mucho que seguir entregando en estos meses, y eso es lo que nos reconforta. Estar conscientes, seguros y dirigir este buque hasta que llegue a puerto. Estamos contentos también, creo yo, por otra parte. Estamos haciendo esto en un gran momento, estamos en lo alto del grupo. Hemos tenido unos meses espectaculares de conciertos, donde hemos palpado el impacto de la banda y la importancia en la gente, y el respeto y reconocimiento que hay hacía nosotros. Distinto sería si el momento fuera decadente, si la banda estuviera alicaída. La amistad ha primado por sobre todas las cosas, el respeto de los unos a los otros. Y sobre todo, que a pesar de la emotividad, hay mucho respaldo hacia esta decisión, mucha comprensión y mucho apañe. Eso es reconfortante también.
—¿Cómo surge esta idea de tomar un receso indefinido?
—Felipe: Surge de múltiples necesidades de algunos de nosotros de cambiar, de realizar otros proyectos de vida, independientes de Chancho en Piedra. Naturalmente no fue espontáneo en todos. Hubo que conversarlo, discutirlo, tratar de hacer consciente los unos a los otros de las necesidades de otro. Y poner el grupo por delante. Tú dirás, ¿de qué forma, si están haciendo un receso indefinido? Precisamente para no desatender al grupo, no tratarlo como la casa B, porque no lo merece. Surge de estas conversaciones que empezaron a partir de la primavera del año pasado. Venía fraguándose entre algunos de nosotros desde antes, quizás durante la pandemia ya empezó a crecer.
—Mencionaban que se querían enfocar en proyectos personales, ¿qué nos pueden contar sobre eso? ¿Tienen algo planeado?
—Cristián: Yo siempre tengo muchos proyectos. Estando en Chancho en Piedra, desde que entré, fue el principal, pero yo siempre desde hace años que trabajo mi proyecto solista. Aunque queda siempre un poco rezagado por proyectos de esta importancia. Ahora llegó mi momento en ese aspecto. También hago harta producción musical. Yo tengo hartas cosas. Lo principal era Chancho en Piedra por la fuerza, porque es demandante, es un grupo grande, con historia y lo merece también, merece esta atención especial. Pero ahora que viene este receso yo tengo harto que hacer.
—Felipe: Yo también voy a empezar un nuevo proyecto musical, voy a tocar con mi hermano Pablo (Ilabaca). Estamos haciendo música. Y tengo otros proyectos que tienen que ver con otra área que me interesa mucho, soy artista visual, quiero desarrollarme en esa parte. Y también requiere harto tiempo. Es una disciplina que la postergué por tres décadas, yo soy diseñador.
—Cristián: Todas las carátulas y todo el arte de Chancho pasan por sus manos.
—Felipe: No lo he podido nunca desarrollar y es una necesidad que tengo, una pasión. Lo otro es la música que estoy haciendo con Pablo, me reencontré con mi hermano para hacer música otra vez. Tengo otros proyectos que tienen que ver con quizás explorar otros lugares, países. Eso requiere también que el grupo tiene que quedar bien cuidadito. Los demás compañeros también tiene otros proyectos. Lalo está pensando en nuevos horizontes con su familia, con otras áreas que no tienen que ver ni con la música ni el arte. Y Toño me imagino que también. Es un roquero, que tienen un grupo con Los Mox, y está siempre en esa búsqueda que siempre tiene que quedar postergada porque Chancho es nuestra casa matriz. Por ahí va la decisión.
—¿Cómo han sentido que ha sido la reacción de sus fanáticos? ¿Lo han podido ver en redes sociales? ¿Se les ha acercado gente?
—Cristián: Lo he visto que la gente igual lo comprende, están con harta pena y todo, pero la gente entiende la situación. Están igual que nosotros, dispuestos a disfrutar estos últimos momentos de esta era a concho. No lo siento como en otra ocasiones con otros grupos que están con rabia o con lata, no, están con harta pena pero súper respetuosos con la decisión de la banda.
—¿Y de sus colegas de la industria?
—Felipe: Me ha tocado de todo. Tengo amigos que están conmocionados, que quedaron para dentro. Todos apañando. Me imagino que a lo mejor mucha gente siente una orfandad de no tener a Chancho en Piedra, y entre ellos algunos colegas. Pero en general, hay mucho respeto. Y por supuesto, un montón de amigos que son técnicos, gente muy invisible para el público, pero sin los que nunca hubiésemos podido lograr nada, y ellos también están apañando. Han sentido también el golpe fuerte porque la banda ha sido parte de su historia. Por este grupo han desfilado una cantidad increíble, en tres décadas, de músicos, productores y técnicos, todos se sienten parte de la familia. Es duro de aceptar y masticar, creo, para mucha gente.
—Cristián: Igual, lo bonito de la música y las expresiones artísticas es que, y voy a citar una frase que hice para Los Tetas: ‘los músicos mueren, la música no’. La música es eterna. Nosotros no nos estamos muriendo ni nada, y Chancho en Piedra no siento que está muriendo. Está tomando una pausa que la gente se va a sentir viuda o huérfana, pero lo importante es que la música está ahí, y siempre va a estar. Todo lo que ha hecho por la gente la música de Chancho en Piedra lo va a seguir haciendo. Eso es algo reconfortante igual. Además, la esperanza nunca se pierde.
—Este próximo 1 de mayo se cumplirán los 29 años de la banda..., ¿qué recuerdos y sensaciones se les vienen a la cabeza cuando piensan en los inicios de su larga trayectoria?
—Felipe: Siempre lo he dicho, recuerdo como yo sonreía y me alegraba mucho de estar tocando con los chiquillos por primera vez. Esa primera vez la celebramos porque yo fui el último de los integrantes que me metí a la banda, porque Toño ya había entrado unos meses atrás. Fui a hacer un reemplazo esa noche, porque el bajista había fallado y no podía estar. Me acuerdo haber estado tocando muerto de la risa, divirtiéndome. Con el desparpajo de estos cabros, que no tocaban tanto pero lo que querían era expresarse. Vi un diamante en bruto. Dije ‘aquí hay mucha pasta, lo único que tenemos que hacer es trabajar, pero material hay’. Lo pasé súper bien y dije ‘de esta banda no me quiero ir nunca’, porque es mi familia. Cada uno estaba cumpliendo un rol, cada uno era un personaje, no sobraba ni faltaba ninguna pieza. El momento fue muy bonito.
—En ese momento, cuando se preparan para decir adiós, ¿cómo analizan el legado de la banda tras casi tres décadas de trabajo ininterrumpido?
—Felipe: Lo que puedo concluir, así como un análisis a vuelo de pájaro, es que es una banda muy importante para la escena nacional. No quiero pecar de soberbio al decirlo, pero creo que el aporte de los Chancho en Piedra es haberse atrevido a jugar con elementos tan disímiles como la cultura popular, la televisión, la figura de la televisión, los íconos pop, y llevarlos a un escenario alternativo. Descontextualizó cosas en su momento. Ese fue el puntapié para atreverse a hacer fusión de lo que fuera, por toda nuestra carrera. Incluso hasta una canción que produjo y creo Cristián que es “Todo se pasa”. Todo ha sido coherente en esa misma estética. Es decir, despeinarlo todo. Creo que eso le hizo muy bien a la industria chilena, porque Chancho puso la bandera del desorden, pero consciente, elegantemente bien hecho, cuidado, atreverse a ser sucio, despeinado, incorrecto, a decir garabatos.
—Cristián: En una época que todo era tan pacato, era todo muy enmarcado en unas reglas, muy oscuros, todo en colores grises. Saliendo de la época de la dictadura donde estábamos demasiado metidos en ese mundo. Yo me acuerdo que eso era lo más interesante de nosotros, la gente joven en ese momento. De algunos, porque los otros seguían las reglas. Pero los Chancho eran bien chacoteros en ese sentido y era algo necesario, era necesario soltarse las trenzas.
—Felipe: No hay que olvidarse, pero en esa época estaba Pinochet todavía. No gobernando pero era un senador vitalicio, y era impresentable eso. La gente estaba muerta de miedo. Nosotros, sin ser políticos ni hacer una canción de protesta, nuestra protesta era en contra del cartuchismo de esta sociedad que tenía miedo, que tenía que cortar las amarras de eso, de una vez por todas. Y traer y valorar las cosas propias de acá. Eso se fue desarrollando a lo largo de toda la carrera, creo que ese es el aporte, el haber hecho algo criollo, de fusión, estilístico, en el lenguaje del rock.
—¿Qué disco de la banda fue el que más los marcó?
—Felipe: Creo que Ríndanse terrícolas, porque alcanzamos una altura compositiva y de producción musical sin precedentes para nuestra carrera. Fue muy largo el salto después de La dieta del lagarto a ese disco. Pasó un año y para nosotros fue un crecimiento enorme. Se debió a qué también pasamos de una compañía más chiquitita a una más grande que apostó por nosotros. Por primera vez trabajamos con un productor musical, comprender lo que significa trabajar con un productor. Con ese respaldo y que nos digan ‘jueguen’. Como les pasó a Los Tetas y a muchos grupos de esa época. Ese fue el momento, para los Chancho, un momento alto. En ese álbum donde vienen canciones que se transformaron en himnos, hasta el día de hoy, y bastante vaticinadores. Por ejemplo, “Locura Espacial”, habla de mensajes muy importantes. Es una canción anti-catastrófica, que yo creo que podría ser el himno de estos días. ‘Confiemos que el tiempo será mejor’, le diría a todos los fanáticos que están tristes por esto. El grupo en ese disco creó un concepto, lo desarrolló bien, un concepto de la primera canción hasta el final. Por eso para mí es una obra fundamental.
—¿Sienten que quedó algo pendiente por hacer con la banda? ¿O sienten que ya lograron todo lo que podían lograr?
—Felipe: Por suerte, no siento que hayamos logrado todo. Y eso es garantía de tener hambre para el futuro, sin garantizar nada, pero es garantía de que algo siempre queda pendiente. Siempre hay más canciones por hacer. Pero para hacer canciones hay que vivir experiencias. Tal vez lo que nos faltó fue hacer una carrera internacional más poderosa. Nos faltó ir a explorar más territorios. Me hubiese encantado que hubiésemos tocado en Europa, que hubiéramos tenido grandes escenarios en Estados Unidos. Sé que lo tenemos y tuvimos siempre. Esa es una deuda que tenemos como banda.
—Entonces, ¿queda la puerta abierta a que futuro puedan volver? ¿No es un adiós definitivo?
—Felipe: No es un adiós definitivo pero sí también lo puede ser. Vamos a ver qué dice el tiempo. A mí me da el pálpito que este grupo no va a morir nunca, creo que lo siento en el aire. Es demasiado importante, como mi amigo Cristián nos lo ha hecho ver tantas veces. Es parte de la cultura. Aunque no estemos tocando o creando, este grupo va a seguir viviendo. Dio tanto material que la gente lo va a seguir haciendo vivir. Ahora, el ejercicio de volver a recrearlo, crear otra vez, meterse al laboratorio y girar otra vez, eso no lo podemos garantizar. Pero siento que no va a morir nunca.
—Anunciaron una gira para decir adiós y el próximo 8 de julio se despedirán de su público con un concierto en el Teatro Caupolicán, ¿qué nos pueden adelantar de este show?
—Felipe: Vamos a tirar la casa por la ventana, es lo único que podemos decir. Estamos diseñándolo todavía, pero va a tener de todo lo que Chancho ha sido. Porque el público lo merece y porque nosotros también no nos queremos quedar con gusto a poco. Vamos a mojar la camiseta hasta que bajemos cinco kilos cada uno.
—Finalmente, ¿algún mensaje para sus seguidores que los han acompañado todos estos años?
—Felipe: Les quiero decir que los queremos mucho. Estamos eternamente agradecidos por su lealtad, por gustar de nuestra música, porque eso no es gratuito. Nos reconocieron siempre y nos aguantaron en todas nuestras locuras y mutaciones. Nos apañaron y les quiero decir que la vida continua y la música va estar ahí para siempre. Es de ellos como de nosotros, es de todos, para todos y para siempre.
—Cristián: Solo decirles que no tienen que estar tristes, que tienen que disfrutar y que la música nunca muere.
—Felipe: Se transforma.