Felipe Cussen cuenta por primera vez por qué regaló el libro a la Constituyente y aprovecha de lanzar una advertencia: "Hay un fenómeno que me preocupa mucho, y que lo veo en ella y en muchas personas: sentirse orgulloso por lo que uno no sabe".
Ayer, Tere Marinovic recibió un inesperado regalo en la Convención Constitucional.
A través de sus redes, la constituyente contó que llegó a sus manos el libro Mi primer diccionario de mapudungún (2017, Pehuén).
El obsequio vino tras las controversias que la propia Marinovic ha mantenido sobre el funcionamiento en el hemiciclo, donde se quejó que la machi Francisca Linconao habla en mapudungún.
Según la representante del Partido Republicano, "en el recreo" Linconao se expresaría en castellano, lo que la habría molestado.
La Cuarta contactó al poeta Felipe Cussen para obtener su versión de los hechos. El autor del regalo es académico de la USACH y miembro de La oficina de la nada, acá cuenta los motivos de su gesto.
"Espero que muchas personas más lo lean"
-¿Qué te parece el uso del mapudungún en la Convención Constitucional?
-Antes de nada, quisiera decir que ha sido maravilloso y emocionante todo lo que ha ocurrido con la Convención Constitucional. La he seguido con mucha atención, y trato de conectarme todos los días a la transmisión online. Me gusta todo: hasta las discusiones más específicas y absurdas sobre los reglamentos. Me ha encantado, además, que ha sido una gran oportunidad para que en nuestro país podamos discutir de manera seria sobre una gran cantidad de asuntos que antes estaban tapados: pueblos originarios, feminismo, identidad de género, descentralización, plurinacionalidad, etc. En ese sentido, el hecho de que tanto Elisa Loncón como Francisca Linconao, al igual que representantes de otros pueblos, hablen en su idioma materno, me parece muy importante. Me encanta escuchar sonidos que no conocía, preguntarme qué significan, y me dan muchas ganas de aprender todas esas lenguas; me encantaría que todos sintamos lo mismo. Creo que como país ganamos mucho conociendo los otros idiomas y culturas que nos conforman.
-¿Y el reclamo de Teresa Marinovic?
-Me parece que ese reclamo, y otros que han hecho ella y varios convencionales de derecha, han sido sumamente ofensivos y tienen como único objetivo obstaculizar el trabajo de la Convención. Me da pena y rabia que utilicen aspectos tan importantes para cada persona (algo tan básico como expresarse en el idioma que uno se sienta más cómodo, un derecho reconocido en muchos tratados) para hacer show. Sinceramente, no me cabe en la cabeza que alguien pueda pensar que no es positivo exponerse a conocer otros idiomas y culturas, más encima una licenciada en filosofía que, supongo, debería haber estudiado también latín, griego y quizás otras lenguas europeas como parte de su formación. Una de las experiencias más provechosas que he tenido en la vida fue cuando estudiaba mi doctorado, y muchas clases eran en catalán, y tenía que leer textos en francés, italiano o portugués. Me costó mucho, y sólo pude entenderlos a las patadas, pero valió la pena. Hay un fenómeno que me preocupa mucho, y que lo veo en ella y en muchas personas: sentirse orgulloso por lo que uno no sabe, ver como una pérdida de tiempo aprender cosas nuevas, desechar otros conocimientos como inútiles y, aún peor, atacar a quienes tienen la curiosidad de adquirir otros saberes.
-¿Por qué regalarle un diccionario infantil y qué te gustaría que pasara con el regalo?
-Cuando leí las declaraciones de Tere Marinovic lo primero que se me ocurrió fue responder con algún exabrupto. Pero después pensé que sería mejor transmutar esa energía negativa (cuando uno ofende siempre se queda muy cargado) en algo positivo, y opté por este regalo. Entiendo que ella, al igual que yo, no conoce prácticamente nada de mapudungún. Por eso, consideré que, tanto ella como yo, deberíamos comenzar por lo más básico, para ir aprendiendo gradualmente. Quisiera destacar que Mi primer diccionario de mapudungún es una obra de Nieves Garmendia, con ilustraciones de Alejandra Oviedo y traducción de Cristián Vargas Paillahueque, y fue editado por Pehuén. Es un trabajo hermoso, y espero que al menos esta polémica sirva para que muchas personas más lo lean.
"Una valoración del arte en la vida de las personas"
-A propósito, ¿qué libro le recomendarías a la machi Linconao?
-Me encantaría leer cualquier libro que ella me recomendara.
-¿Y a alguien como Jaime Bassa?
-Nosotras que nos queremos tanto, de Marcela Serrano.
-Entre los constituyentes figura gente como Jorge Baradit, Patricio Fernández o la misma presidenta Elisa Loncón, que han publicado libros. ¿Crees que está bien representado el gremio de los escritores en la Convención?
-Tengo mucha admiración por Elisa Loncón, colega mía en la USACH, por su aporte como investigadora y, en especial, por el magnífico rol que ha jugado en la Convención, con una enorme sabiduría y elegancia (en todo sentido). En cuanto a otros escritores, si bien me parece interesante el aporte de Baradit o Fernández, me hubiera gustado mucho más que hubiera resultado electa la gran poeta Rosabetty Muñoz.
-¿Qué debería incluir la nueva Constitución en favor de la poesía?
-Más que algo específico respecto a la poesía, me gustaría mucho que en la nueva Constitución se plantee una valoración del arte en la vida de las personas (ya sea como creadores o como receptores).
-¿Cuál es el hecho más poético que has visto en la Convención?
-Creo que todo lo que está ocurriendo, en todos sus detalles, es extremadamente simbólico. Y eso es lo que más me gusta: durante mucho tiempo, la discusión pública se volvió demasiado técnica y económica, con la eficiencia como único valor. Y hemos visto el fracaso rotundo de esa mirada, en especial desde el 18 de octubre: uno de los alicientes de la revuelta fueron las frases despreciativas dichas por funcionarios de gobierno, y muchas de las reivindicaciones precisamente se dirigían a símbolos, como el cambio de nombre de Plaza Dignidad, la estatua de Baquedano, etc. Hoy, en la Constitución, vemos que la atención se dirige no sólo a las ideologías, sino también al lenguaje que ocupamos, a la ropa y las joyas (con la adorada Marcela [NdE: su esposa, la escritora Marcela Labraña] estamos muy pegados con la magnífica indumentaria de Elisa Loncón y Francisca Linconao, por ejemplo), al lenguaje corporal (la sonrisa invencible de Giovanna Roa, mi constituyente), etc. Es muy importante que la discusión se haya abierto al plano simbólico.