El legendario álbum de los ingleses -lanzado en un día como hoy hace 55 años- es considerado uno de los discos claves de su tiempo. Se trata de un trabajo que dialogó con su tiempo, pero a la vez, proyectó lo que vendría en canciones tan diferentes como atractivas para el oyente. Una combinación exitosa incluso hasta hoy.
En la primavera boreal de 1966, si algo tenían claro los Beatles es que su nuevo álbum sería una experiencia diferente. Desde el estallido de la Beatlemania, tres años antes, el grupo estaba inmerso en una vorágine de giras, conciertos en que apenas se escuchaban tocar y una histeria que a menudo los rebalsaba. Pero en el estudio las cosas estaban por cambiar. Esa idea fue la que cruzó Revolver, el álbum que los Fab Four lanzaron en agosto de ese año.
Aunque los músicos adelantaron algunos pasos en su álbum anterior, Rubber Soul(1965), fue en este disco cuando definieron ciertas líneas que trazaron la música popular en los siguientes años. "En el estudio tenían las cosas cada vez más claras -recuerda el productor George Martin en el libro The Beatles Anthology-. Empezaron a decirme lo que querían y a presionarme para que les diese más ideas y modos de ponerlas en práctica".
Continuidad y cambio
Tanto en Revolver como en Rubber Soul, los Beatles consiguieron ponerse a la cabeza de una tendencia que se fraguaba en la música popular; la valorización del álbum. Hasta entonces, los LP's eran el depósito para los temas menos interesantes de los artistas, a los que se les añadía algún hit y una que otra cosa simpática para los fans. Por ejemplo, Today! (1965), de los Beach Boys, cierra con una pista en que los músicos lanzan algunas tallas.
La apuesta de los Beatles, fue a la vez, continuidad y cambio. "No veo mucha diferencia entre Rubber Soul y Revolver -señala George Harrison en la Antología-. Para mí, podrían ser el volumen uno y el volumen dos". Por un lado, mantuvo ciertas referencias a la música afroamericana (las guitarras junto al tambor en "Taxman", son puro r&b), pero del otro, extendió una inquietud por desarrollar diferentes lenguajes musicales.
De allí a que el disco discurra entre propuestas muy diferentes, con una sorprendente identidad. Pasa sin escalas desde una suite de cuerdas ("Eleanor Rigby"), a la ensoñación psicodélica ("I'm only sleeping"); de una fantasía infantil ("Yellow Submarine"), una historia de borrachera y disparos en el estómago apuntalada en guitarras saturadas ("She said she said").
A su vez, cada tema reunía tensiones e historias que superaban la canción del tipo "nena te amo". Por el lado de Lennon, volcó su insatisfaccion con un matrimonio en que el amor se apagó, y lo disolvió en el ácido lisérgico; McCartney, cada vez más empoderado, avanzaba en sus inquietudes técnicas apoyado por el joven ingeniero Geoff Emerick (el titular, Norman Smith, se había ido a trabajar con Pink Floyd); Harrison comenzaba a mostrar su crecimiento como compositor; Ringo sobresalió en "Tomorrow Never Knows", pero también en los fills de "She said she said" y "Go to get to into my life", lo que deja en claro su aptitud como baterista de compositores.
Marcar un camino
En aquella temporada los competidores de los Beatles ya estaban cruzando la línea hacia nuevas formas musicales. Los Kinks con sus detalles orientales en el sencillo "See my Friends", los Byrds con sus cruces haca el folk eléctrico y los Beach Boys con el fundamental Pet Sounds (1966). Pero Revolver, consiguió aquella combinación que solo logran los discos legendarios; marcar un camino, introducir novedades y encima agradar en el mainstream.
Además, se trata de un disco que adelantó un año la oleada psicodélica del verano del amor (1967). Las notas largas y la estructura poco tradicional de "Tomorrow Never Knows", el tema de Lennon que cierra el álbum, es un salto a la aventura. Después de escuchar canciones pop de tres minutos, este funciona a la vez como sorpresa y declaración. También en las guitarras arremolinadas de "And you bird can sing", la aletergada "I'm only sleeping" y hasta en la sorprendente y muy oriental "Love you to".
La idea llegó hasta sus siempre cuidados looks; de los beatles de cuello alto y flequillos, pasaron a camisas colorinches, cabello más largo y lentes ahumados. Algo de eso también se ve en los videos promocionales de los sencillos "Paperback writer" y "Rain", grabados durante las sesiones del elepé. También la portada salió de la norma; un collage elaborado por el arista Klaus Voorman, a diferencia de las carátulas referenciales con la foto de las estrellas. Había que marcar la diferencia.
En nuestros días, la dinámica de las plataformas ha impuesto un retorno al single. Además, la segmentación de las audiencias hace más difícil que la experiencia de Revolver se replique más allá de una referencia para bandas que hacen de los retro una marca; aún con sus trazos hacia el pasado, Revolver es ante todo un trabajo que proyectó lo que vendría. Por ello, es aún, un álbum imprescindible. Un clásico que a la vez dialogó con su tiempo, pero tensionó sus márgenes.
La lista de éxitos en agosto de 1966 marcaba ciertos contrastes; en el UK Albums Charts estaban Aftermath, de los Rolling Stones, Strangers in the night, de Frank Sinatra, el Pet Sounds de los Beach Boys, y el segundo álbum de The Mamas and the Papas. Ahí entró Revolver, a cambiarlo todo.