Hace ya varios años que el (hoy) dúo no saca un nuevo álbum, pero durante el primer semestre del 2023 estarán de vuelta. En conversación con La Cuarta, analizan con mirada crítica el movimiento urbano: “Hoy la gente hace música para pegar nomás, y no está mal, pero nosotros tenemos otro estilo”, declaran Lenwa Dura y Zaturno. Hoy, su plan es “seguir marcando etapas”, porque “tenemos cosas adultas que contar, de personas cuarentonas”. Con frecuencia cantan en matrimonios, cumpleaños y tocatas, y siguen su rumbo, mientras persiste la distancia con su excompa, Juan Sativo: “Él se alejó totalmente de nosotros”, aseguran.
—El hiphop era súper aperrado, no teníamos nada, no teníamos marcas, no había Red Bull, la cultura del hip era chiquitita, no había negocio todavía. Todo era a pulso y corazón.
Amador Fabián Sánchez (46), más conocido como “Lenwa Dura”, echa a volar sus memoria hacia principios de la década de 1990.
“Los cabros por lo único que luchaban era tener un pedazo de cartón para girar en el suelo bailando breakdance, o hacer monedas para las pilas de la radio y escuchar rap”, recuerda con La Cuarta. “Éramos comunidad, una tribu”. De regreso al presente, dice que “ahora desgraciadamente eso no se ve en la calle”; en cambio, por aquel entonces, “el freestyle no era atacar, sino mostrar tu estilo”.
—Cada rapero buscaba sus influencias y era único —agrega—. No habían raperos clonados, cada uno era bien celoso con su material y se sacaba la cresta sin internet ni nada.
Mientras, Juan Lagos (41), o “Zaturno”, guarda recuerdos “bacanes” de cuando entró a la música a través del breakdance, cuando iba en 6° básico. “Había un colegio abandonado que tenía unos pisos bacanes y nosotros nos metíamos escondidos a bailar con radio y todo”, cuenta al diario pop. “De la calle pasé al tiro a un estudio de grabación”, así que “fui afortunado”. Aún no cursaba la media cuando empezaron con Tiro de Gracia junto a Lenwa Dura y Juan Sativo (Juan Salazar). “Un día fuimos a ensayar al Puente del Arzobispo (Providencia) donde nos entrevistaron y sacaron las primeras fotos”, recuerda.
—La música nos salvó la vida —declara—. ¿Cuáles eran nuestras oportunidades en un barrio de San Ramón o La Florida? Delinquir, o haber estudiado control de calidad o mecánico, que era como ser ingeniero.
Así, en 1997 debutaron con Ser humano!!, disco que incluyó el hit “El juego verdadero”, junto a otros temitas como “Viaje sin rumbo” y “Chupacabras”.
Según recuerda Zaturno, la primera vez que se subió a un escenario con Tiro de Gracia fue cuando tocaron en Pudahuel. Para esa ocasión, él en su casa tenía una mesa de pool y se llevó la bola dos para el show. “Era por ‘volados’, y me subí a rapear con la bola dos”.
—¿O no, Lenwa? Fue bacano —le dice a su compañero al recordar en una sala de reuniones de Sony Music en Las Condes, en un barrio de verdes fachadas y edificios con paredes de vidrio—. Y todos decían “se subió a rapear con una bola dos”. Porque eran tantos raperos bacanes que tenías que sobresalir.
Tomar el micrófono
Tras años de quiebres, reencuentros, idas y venidas, en el presente Zaturno y Lenwa Dura han seguido su camino como dupla, mientras que Juan Sativo persiste en solitario. El pasado 11 de noviembre sacaron el sencillo “El santo” junto a Lalo Meneses, exvocalista de Panteras Negras, con miras a su próximo disco.
—”Normalizan las armas/ Las drogas roban almas/ Solo quieren dinero”... Es inevitable no escuchar esos versos como una crítica a cierta facción emergente del género urbano…
—No solamente en la música —toma Lenwa la palabra—. Es un fenómeno de lo que pasa hoy, de asesinatos a jóvenes, y no estamos hablando solo de Chile, también de Estados Unidos, con la reciente muerte de Takeoff, de Migos. Te das cuenta que muchos artistas de la música urbana cantan eso como algo positivo y es importante que un grupo como Tiro de Gracia, por el peso y legado que tiene, diga este tipo de cosas, porque hasta hoy no se ha escuchado ningún rapero. No solamente en la música urbana, sino también en el hiphop se ha pasado esto por alto: se lo ve como algo que tiene que suceder, y no, sobre todo por el futuro que son los niños, y que están cantando y normalizando todo este tipo de actitudes que no son correctas.
—¿Por qué creen que se da esa normalización?
—Creo que hoy en día está muy metida la narcocultura dentro de la música —continúa él—. Es lo que vende y todo lo que venda da lo mismo lo que diga; si vende, vamos para adelante nomás. Si el tussi vende, van a salir tres, cinco, diez cantando mismo. No es un fenómeno chileno, es mundial, mundial, mundial. Estamos sumidos. Y que la narcocultura domine en la música, los avala más.
Sobre este fenómeno, Zaturno opina:
—Hace creer a las nuevas generaciones que es algo bueno. Por ejemplo, lo que está ocurriendo de la violencia desatada en las poblaciones de Arica a Magallanes, y nosotros que hemos podido viajar, vemos todo, cómo el gobierno anterior y este no se han hecho cargo de la violencia, de los niños que están delinquiendo a corta edad. Con esta canción queremos dar un mensaje positivo. Se ha hablado mucho de que estamos en contra del movimiento urbano, pero no. Le deseamos lo mejor a las nuevas generaciones, pero también deben ser conscientes de que tienen una voz y no puedo incitar a la violencia, porque eso solo trae consecuencias a los niños. Se ha perdido el valor a la vida, porque mueren todos los días niños en los barrios, hay portonazos, asesinan a un señor, a una familia la asaltan y la secuestran, y nadie la importa. Es una cultura del sálvate solo, a nadie le preocupa lo que le pasa al de al lado. Tomar el micrófono es una gran responsabilidad.
—”Tomar un micrófono es una responsabilidad (...) que tienes que saber muy bien lo que tú cantas, porque eso de una u otra manera repercute en todas las personas, sobre todo en los niños”, has declarado Lenwa durante las últimas semanas… ¿Esa conciencia es algo que se aprende con los años?
—No, desde que tomas el micrófono tienes una gran responsabilidad, independiente de si usas o no autotune, porque manejas masas. Estás en una tarima, te eleva, estás arriba del público y la gente de ve como un líder. Eres un líder. Tienes que pensar muy bien cómo dirigir a la tribu que estás educando... ¿A qué los vas a llevar? ¿A la muerte? ¿A que hagan un portonazo, que vengan los carabineros y los PDI, y les peguen un balazo y los maten? Tienes que llevarlo a cosas positivas, a que se eduquen, a que lean un poco. Y no solo en la cultura urbana, en el hiphop también. A mí me toca andar en metro todos los días y hay cabros que hacen freestyle y ni siquiera me reconocen. No estoy diciendo que me anden saludando a cada rato, me da lo mismo, pero falta más cultura…
—Y respeto por la gente que plantó una semilla —agrega Zaturno—; por ejemplo, los Panteras Negras, La Pozze Latina y nosotros. Pavimentamos todo este camino para que hoy en día las herramientas sean mejores.
El cantante también suma otro punto al diagnóstico: “Lo que pasa también es que los singles y la música son desechables, pega un mes y listo”, plantea. “No es como los discos y los vinilos, que es un objeto de culto y colección. Hoy en día todo es digital y no está mal, pero no hay que olvidar que la música hay que escucharla, disfrutarla. Siento que la música viene con fecha de vencimiento”.
Si bien tienen claro que “nosotros no vamos a cambiar el mundo”, sí quieren “aportar un granito de arena y decir: ‘detente un poco, piensa’”. Por otro lado, “siento que hoy la gente hace música para pegar nomás, y no está mal, pero nosotros tenemos otro estilo, somos de otra cepa y lo único que queremos es generar esa conciencia que hasta nuestro movimiento, el hiphop, ha perdido lo más sagrado, que es el mensaje que quieres transmitir con tu música”, declara.
—¿En qué momento de sus vidas descubrieron la importancia de ese mensaje?
—Cuando empezamos —responde Lenwa, sin dudar—. Desde que empecé, si tú no tenías un mensaje no eras mirado como rapero, o respetado. Entré al hiphop en 1992, veníamos recién saliendo de la dictadura. ¿Qué podíamos cantar de ahí? ¿Cuál era la realidad que teníamos? La discriminación por cómo te vestías, dónde vivías, tu tono de piel y dónde te educaste. Hasta hoy eso no ha cambiado. Yo escuchaba Lucho Barrios, Los Prisioneros y Los Jaivas. Todo eso me crió. Antes del rap, yo escuchaba pura música que era crítica, crítica, crítica, de reclamar, reclamar, porque Chile es un país donde el pueblo ha sufrido mucho. Por eso la parte roja de la bandera es tan grande, hemos sufrido mucho; hay una historia de sangre en este país, que siempre ha avanzado a raíz del dolor, como lo que pasó en el estallido social con la gente que perdió los ojos. Cuando me metí al rap, todos los grupos tenían un nombre de arma como M-17 o Detonación. No era porque fueran comunistas y quisiera poner una bomba en La Moneda, pero teníamos que llamar la atención de alguna manera. Nuestros nombres eran de choque porque nuestras letras son de choque. Me crié en una generación así.
Además, recalca, “uno no puede ser rapero si no tiene un conocimiento mínimo de qué es la vida, de lo que es sufrir”, y saca a colación las biografías de grandes raperos gringos como Eminem, B-Real y 50 Cent.
—Venimos de barrios súper difíciles, donde salir adelante es muy difícil —apoya Zaturno—. Nosotros cantamos y seguimos cantando las realidades de nuestros barrios porque queremos mostrarle a la gente que las armas y las drogas no son un buen camino. Si estás haciendo las cosas mal, la violencia a lo único que te lleva es a la muerte. A nuestros conciertos van los papás con sus hijos, no podemos dar un mal ejemplo.
Maduros
—Durante el peak de Ser humano!! o Decisión (1999), ¿en algún momento fueron las drogas un problema para Tiro de Gracia?
—Eso es relativo a la persona; si quieres seguir la ola y drogarte, eso depende de ti —lanza Lenwa.
—Pero quizá es fácil dejarse llevar…
—No me gusta perder el control de mi cuerpo—replica otra vez—. No soy pastor evangélico, pero nadie viene a meterme droga porque quiere que yo me drogue. Es una opción personal. Yo soy abstemio de hecho. Nadie me cree, piensan que me fumo los mansos pitos, y nada. Ni siquiera fumo cigarros.
—Son mitos —sigue Zaturno—. Mucha gente decía “oye, los Tiro de Gracia se hacían papa”, y nunca fuimos así. Somos gente sana. Por algo estamos haciendo música: tenemos nuestra cabeza y los pies en la tierra. Yo nunca me dejé llevar por esos caminos oscuros porque siempre tuve una familia que me cuidaba, mi esposa, mi mamá y mi papá. Hemos perdido amigos por eso; gente que quisimos mucho en un momento ya son otras personas.
—”No podemos cantar de lo mismo que vivimos hace 26 años”, dijiste Lenwa en una entrevista a 13C… ¿Cuáles inquietudes persisten en el tiempo ?
—La música, como las personas, madura —contesta—. No podemos hacer “El juego verdadero” versión 4.0. Nunca lo hicimos ni lo quisimos hacer, aunque ese era el deseo del sello en esa época: Te va bien con un disco y repite la fórmula hasta que deje de funcionar.
Ahora, con ambos músicos ya cuarentones, él mira al presente:
—Hoy, la rebeldía, con 40 años, va enfocada en otras cosas; y más que rebeldía, en cosas profundas. Tengo temas que hablan de la pérdida de familiares. El público de Tiro de Gracia, que al principio eran cabros de 20 años, ahora son hombres de 40 o 50. Se tienen que sentir identificados. Nuestra etapa es de resurrección y adultez. Ahora yo no haría una letra como “Chupacabras”. En ese tiempo fue una joda, un juego de rimas, algo para pasarlo bien, porque el rap es también hablar de todo y de nada a la vez, es válido. Pero también tenemos cosas adultas que contar, de personas cuarentonas, para que el público que es fiel a nosotros, que es más pegado al Facebook, los “tatitas”. Es un público que trabaja, que tiene poder adquisitivo y son profesionales. Incluso nos pasa mucho a nosotros, que es tragicómico y bonito a la vez, que tocamos en mucho matrimonio.
—Es bacán —agrega Zaturno—, ahora el sábado (26 de noviembre) como grupo vamos a tocar en un matrimonio. Siempre tocamos. Aparecemos de sorpresa.
—Y ahora que se acabó la pandemia, hay sobredosis de matrimonios —comenta su compañero—. Matrimonio aquí, matrimonio allá. Fuimos la niñez de esa gente y queremos ser parte de su vida cotidiana; ya son maduros y quieren un grupo que hable de cosas que a ellos les interesan, no renegarlos porque son los “boomers”.
Acto seguido, Zaturno, que partió en la música con catorce años, hace una suerte de balance tanto de Tiro de Gracia como de sí mismo:
—Lo más importante que nos ha pasado es que nuestra música no tiene época. Nos llaman para matrimonios, cumpleaños, tocatas, y a veces tocamos para todo público. Somos agradecidos de eso y respetamos mucho a nuestro público. El cariño de la gente es muy grande. Nosotros no decimos que somos Tiro de Gracia, Tiro de Gracia es nuestra gente, los que van a nuestros conciertos después de 25 años. Aprovechamos cada momento y agradezco seguir haciendo lo que me gusta. Siempre voy a hacer música.
Marcar etapas
La última vez que Tiro de Gracia sacó algo nuevo fue en 2004, es decir, hace ya casi dos décadas, cuando lanzaron Impacto certero, que fue una compilación de “éxitos”. Ahora, desde agosto del 2020 ellos dos han lanzado una serie de sencillos, como “Semilla”, “Raíz” y “Princesa Caballero”, que serán parte del álbum Rapsurección, el que marcará su gran regreso.
—¿Ya le tienen fecha?
—El disco saldrá en marzo o abril (del 2023) —responde Zaturno—. Vamos a hacer vinilo, cassette y también en digital para la gente.
En lo que a escenarios respecta, en diciembre estarán en El Quisco, mientras en enero andarán por Pucón y Temuco, ya enfocados en la temporada estival. Para el lanzamiento del disco “queremos hacer un teatro o un Movistar Arena e invitar a todos los de nuestra época, como Panteras Negras y muchos grupos emblemáticos, y hacer una fiesta del hiphop”, adelanta.
Durante marzo, abrieron la jornada del 19 de marzo en Lollapalooza. Y ahora ya miran con interés la Quinta Vergara: “A lo mejor este año no podremos ir a Viña, pero el otro año yo creo que sí, porque nuestro público nos pide y estamos trabajando para eso”, cuenta. “A veces las cosas no se dan, pero mucha gente nos dice: ‘Zaturno, Lenwa, ¿por qué no están en Viña?’”. Ante esa ausencia, el cantante se pregunta: “No sé, estará de moda mucho el reggaeton, pero en algún momento sé que estaremos ahí”.
—¿Sienten algún especie de presión por Rapsurecction?
—No hay una presión, pero sí una responsabilidad —dice Lenwa—. Siempre he sido un gallo que le ha gustado marcar las etapas del grupo, porque tienes que autoevaluarte, ver lo que haces bien, mal y las que puedes mejorar. ¿Cómo me voy a quedar en los laureles con el puro Ser humano!! y Decisión? No po’, tenemos que seguir marcando etapas. Párate, sigue, continúa, lucha. En todo orden de cosas es así. Marcar etapas, dejar enseñanzas, aprender de tus errores, que el público te evalúe.
—Hay que ir, valiente —continúa Zaturno—. Rapsurección tiene doce tracks, en el cual hay muchos invitados bacanes de afuera. Hemos sacado mucho single adelantado, seis. Tienen toda esa madurez, esas letras profundas, esa música increíble. Creo que cuando salga este disco, va a ser un clásico. Nos tomamos el tiempo. Lo tenemos terminado hace varios meses, pero queremos ahora que podemos juntarnos y presentar. Todos los discos tienen algo especial y creo que este va a marcar a la gente que está esperando música nueva de nosotros.
A mediados del 2022, el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INAPI), acogió la demanda que puso Juan Sativo (Juan Salazar), lo que le permitió volver a usar también el nombre del trío original. En 2013 se habían unido para presentarse en distintos escenarios. Pero seis años después tuvieron un bullado quiebre, y Lenwa se quedó con los derechos en este momento.
—¿Qué errores impidieron que sigan juntos con Juan Sativo?
—Es que esa es una decisión netamente personal de él, nosotros no podemos interferir en una persona que es adulta y no quiere hacer música —contesta Lenwa—. El problema de Juan Sativo, y no es por querer crear polémica, es que él siempre quiere mantenerse en los clásicos, pero que, por favor, nos deje trabajar. Con Zaturno somos personas trabajadoras, queremos seguir marcando etapas. La etapa de Ser humano!! es maravillosa, fue un disco maravilloso, siempre será un clásico, pero ¿por qué Tiro de Gracia no va a seguir haciendo música? Si él ya no tiene ganas de crear y quiere estar todo el día celebrando Ser humano!! a cada rato, es cosa de él. Está estancado en lo que es el pasado, no podemos seguirlo ayudando todo el rato y forzándolo a que haga una cosa forzada y mal hecha, porque el público no es tonto, se da cuenta cuando algo está hecho con poco amor.
En tanto, su compañero permanece en silencio. “Si la gente apoyó a “El Santo” estando solo Zaturno y yo, es por algo, porque ve que son las dos caras de Tiro de Gracia que sí quieren hacer cosas y avanzar”, agrega Lenwa.
—¿Han tenido algún contacto con él?
—No, nada —dice—. Él se alejó totalmente de nosotros. Él quiere estar haciendo otras cosas, o simplemente celebrar el Ser humano!! a cada rato. Ser humano!! es el génesis de Tiro de Gracia, pero no el epílogo.