El músico de agrupaciones como Rage Against the Machine y Audioslave tuvo una exitosa, nostálgica y revigorizante presentación en el Teatro Caupolicán.
El arte tiene una infinidad de aristas, pero sin duda una de las más resonantes es aquella que se vuelca con todo contra los sistemas - de poder, de hegemonía, de privilegio - para decir con rabia: ándate a la mierda, no voy a hacer lo que me dices.
Tom Morello, el músico de agrupaciones como Rage Against the Machine y Audioslave, canalizó precisamente ese grito en su más reciente presentación en Chile, para dar rienda suelta a su guitarra, recargar su cercana conexión con sus seguidores nacionales y generar una estruendosa performance que hizo sudar, gritar y energizar a todo el Teatro Caupolicán.
Para lo anterior, el músico rememoró en más de una ocasión a la legendaria Batalla por Santiago, el recordado recital de Rage durante octubre de 2010, aunque la presentación de Morello también dejó en claro el tenor reflexivo de su convocatoria desde sus primeros momentos.
Ahí, con las luces apagadas del recinto de calle San Diego, la antesala del show estuvo marcada por la canción “Manifiesto” de Víctor Jara y la aparición de una ilustración dedicada al Perro Matapacos.
En ese sentido, como la música de Jara clamaba que no cantaba por cantar ni por tener buena voz, sino “porque la guitarra tiene sentido y razón”, el músico nacido en Nueva York siempre explicó y dejó en claro una idea: su guitarra grita estruendosamente y no de forma complaciente.
Aquello lo hizo en esta ocasión utilizando el pañuelo rojo del recordado can negro que se transformó en un emblema durante las protestas en Chile.
Tom Morello y la celebración de la resistencia
“Es grandioso estar de vuelta en esta ciudad grandiosa y en este país increíble, en donde estuve en uno de los shows favoritos de toda mi vida. No puedo agradecerles lo suficiente por toda una vida de apoyo que ustedes han dado a mis bandas, es muy hermoso”, dijo Morello al comienzo de la presentación.
“Les digo a todos mis amigos, les digo a todos mis camaradas, les digo a todos mis enemigos que los fans de Santiago son los mejores y los más alocados de todo el puto mundo. Así es que en repago de por su genialidad a través de los años, vamos a tocar canciones de 20 discos diferentes y lo único que pido es que ustedes se vuelvan apeshit todo el tiempo”, remarcó.
Y con esas palabras, Morello convocó su conexión con el público chileno para canalizar esa idea del apeshit, el estado rabioso que produce un comportamiento más parecido al de un simio enfurecido que al de un humano, para dar rienda suelta a una presentación revigorizante y nostálgica.
Fue así una gala en la que el músico también se dio el tiempo para cantar en varios temas de su trayectoria, rememorando rifts creados durante la escuela secundaria y cubriendo sus exitosos momentos en Rage Against the Machine, Audioslave y Prophets of Rage.
Comenzando con “One Man Revolution”, de su tiempo en solitario como The Nightwatchman, hasta la hecatombe de “Killing in the Name”, lo de Morello estuvo marcado por una explosión de enojo contra el sistema y los poderosos, pero dándose también el tiempo para reflexionar.
De hecho, en un momento el músico dejó en claro que a lo largo de su gira siempre siguen un mantra: crear un poco del mundo que alguna vez nos gustaría ver. Y por eso su convocatoria, en sus propias palabras, es que la gente se una “en la celebración de la resistencia”.
Bajo esa idea, y conduciendo a la audiencia para saltar, agacharse y levantar puños, la reflexión de Morello también crea una espacio para rendir tributo a Chris Cornell, su compañero de Audioslave.
Momentos como ese van armando los espacios necesarios antes de la explosión de moshs y el medley final iniciado con “Testify”, el cual acertadamente liga las energías que explotaron en aquella inolvidable batalla santiaguina.
De ese modo, el cierre del concierto, marcado por un cover de “Power to the People” de John Lennon, también fue un corolario que fue enfilado para abrazar la protesta y la validación de la masa popular, volviendo al génesis de la presentación con una clásica imagen de Víctor Jara rodeado de niños.
Y en ese entorno, este profeta llamado Tom Morello culminó su show dejando en claro que la resistencia también tiene múltiples rostros. Mal que mal, tal como lo decía el recordado cantautor nacional, el canto que ha sido valiente, siempre será canción nueva. Y eso es algo que definitivamente abrazó este show convocante de covers de pura rabia.