¿Y si Japón hubiera invadido Rapa Nui en la Segunda Guerra Mundial? El desastre que no fue

Rapa Nui.

Fue en abril de 1945 cuando, en el último tramo del acaso mayor conflicto bélico de la Historia, Chile le declaró la guerra al país nipón, que ya quemaba sus últimos cartuchos en combate. Pero, un par de años antes, los asiáticos habrían tenido entre sus planes lanzarse contra Isla de Pascua por fines estratégicos. Esa es la trama que toma el historiador Álvaro Delgado en su nuevo libro: “Quedaremos para siempre con la duda de qué hubiese pasado”, dice.

Fue durante un lejano verano de 1994 cuando un niño de tan solo siete años, llamado Álvaro Delgado, veía la miniserie Vientos de guerra (1983) junto a sus padres. De pronto, su papá le lanzó una verdad que remeció a su retoño: Chile había estado en guerra con Japón.

Esa era la revelación, sin matices ni detalles.

“Literalmente no podía creer lo que me decía”, cuenta el hoy abogado e historiador en la “Advertencia al lector” de su nueva novela, Sol sobre Rapa Nui (Trayecto Editorial, 2022). “Estimaba imposible que nuestro país se enfrentase a los poderos cazas Zero y a los famosos kamikazes que en ese momento veía en la serie que me mostraba la televisión”, recuerda sobre aquel pasado.

Y es que, efectivamente, en el plano de lo formal, el último conflicto bélico del país no fue la Guerra del Pacífico contra Perú y Bolivia, sino que el 12 de abril de 1945 el país se declaró en conflicto con el Imperio de Japón, que por aquel entonces ya se encontraba “prácticamente derrotado” sobre el cierre de la Segunda Guerra Mundial, previo a las bombas nucleares de Hiroshima y Nagasaki en agosto de este año.

La declaración bélica solo fue contra los nipones, no iba dirigida a las otras dos potencias del Eje, Alemania e Italia. Sin embargo, en lo concreto: “Es sabido que nuestras Fuerzas Armadas nunca vieron un Zero surcar los aires ni un kamikaze acercarse a sus barcos”, asegura el propio escritor, también autor de Frente a la derrota (2019). Es más, semanas atrás, en el matinal Tú día (Canal 13), el historiador Cristóbal García-Huidobro contó que, hasta la primera mitad del siglo XX, el Parque Forestal estaba repleto de cerezos, árbol símbolo del país asiático. Sin embargo, estos fueron cortados en señal de conflicto.

Pero en el campo de batalla nada sucedió.

Un destino alterno

Eso sí, advierte el autor de Sol sobre Rapa Nui, eso no implica que desde que los asiáticos entraron al conflicto tras el ataque a la base naval gringa de Pearl Harbor, “los vientos de guerra no hayan llegado a este rincón de América del Sur”.

Años antes, en 1937, Chile había intentado vender esta isla ubicada en Oceanía a la Alemania nazi, con el objetivo de comprar dos cruceros para la Armada, según relata el historiador español Mario Amorós en Rapa Nui: Una herida en el océano (2018). Así son las vueltas de la vida... y de la Historia.

Según archivos del FBI y la CIA —investigados por la periodista Loreto Daza—, los japoneses habrían tenido entre sus planes invadir la Isla de Pascua (hoy Rapa Nui), con el presunto objetivo de arremeter contra las costas chilenas, específicamente los puertos nortinos, desde los cuales se enviaba cobre a EE.UU., elemento clave en la industria armamentística. Además, Delgado menciona “la trama de espionaje, confabulaciones, presiones y maniobras que ejercieron tanto las potencias aliadas como del Eje sobre nuestras autoridades, para que Chile se involucrase en el conflicto”.

Rapa Nui.

Más allá de lo diplomático y político, ante la expansión japonesa en un comienzo por el océano Pacífico, el Gobierno de Chile —que durante esos años tuvo en el poder a Pedro Aguirre Cerda y, sobre todo, a Juan Antonio Ríos— armó y puso en marcha un plan de defensa junto a las Fuerzas Armadas: se instalaron piezas de artillería en los principales puertos, se lanzaron barcos y submarinos al patrullaje, entre otras medidas.

“Como es bien sabido, felizmente la guerra nunca tocó nuestras costas y quedaremos para siempre con la duda de qué hubiese pasado”, plantea el autor sobre el germen de su libro. “Pero ¿para qué quedarnos con esa duda?”.

Reales protagonistas

Fue ese el origen de esta novela de corte ucrónico, es decir, que toma un hecho histórico para escribir una ficción que especula qué habría pasado si los sucesos hubieran tomado otro rumbo: “Nos da la fascinante y maravillosa oportunidad de imaginar y especular realidades alternativas”, destaca.

“Así podemos imaginar lo que queremos, con la única limitación que nos impone este género: imaginar algo verosímil, que efectivamente podría haber ocurrido”, remarca.

Por lo tanto, ojo, la novela no es un repaso histórico, a pesar de basarse en documentos oficiales del Estado de Chile y la Armada, además del trabajo de Loreto Daza. Pero “la mayoría de los personajes que participan, los buques que intervienen y los movimientos políticos y militares que se relatan a través de estas páginas, son todos aquellos que muy probablemente hubiesen protagonizado y acontecido en la realidad, de haberse dado ese ataque”, remata. Es más, en esta trama figuran personajes que, en la historia real, solo tomaron protagonismo más adelante, como Augusto Pinochet, el general Schneider, el general Prats y el almirante Merino.

En este escenario alternativo, tras el bombardeo a Pearl Harbor, los japoneses se expanden por las costas del Pacífico como una “mancha de aceite”, haciéndose de distintas islas, entre ellas, la de Pascua. Aquella invasión obligará a la desprotegida etnia a defenderse por sí misma, sobre todo a los más jóvenes.

Ese el puntapié inicial de una historia que, como si realmente nada estuviera por ocurrir, arranca con “los rayos del sol iluminaban totalmente la pequeña cabaña” pascuense.

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