Vamos en la mitad del brillote de la canción y si de balance se trata, Antonio Vodanovic es la voz más afinadita para hacerlo pebre o tirarle su canastillo de rosas.
Toño suelta que no ha visto todas las noches, pero de lo que le ha llegado a la paila, sabe que la cuestión ha estado bien copuchada. De los animadores, dice sentirse "invalidado" de analizar; pero la parrilla programática es otra cosa.
Pa' empezar, chacharea que el cantante inglés Morrissey fue puro chancho en misa. "En la Quinta Vergara, salvo que sea una súper estrella no se justifica traer a un tipo que hace exigencias desmedidas, tiene un comportamiento inusual. Por eso tenemos que estudiar muy bien el tipo de contratos y no rendirle pleitesía a estos señores. Ese tipo de artistas son para un megaevento, no para la Quinta".
Otra piedra en el camino para el canosín son los humoristas. Según él, "un elemento importante del Festival lo demuestra el humor, el problema es conseguir buen humor... Aunque este año la cosa ha andado muy bien por ese lado".
Ahora, metiendo los palillos en el cacho del rating, saca cuentas que en algunos casos, como el de Luis Miguel, fue mejor "sacrificar" la sintonía para "descongestionar la Quinta. Pobre del que venía después de Luis Miguel, es decir, se protegió el espectáculo".