Si creyeron que el "Chupete de Fierro" era odioso, ni les cuento la salida que se mandó Morrissey, que para ser franco, harto que se parece a Jaime Coloma.

El cuento es que el old England toffee andaba con toda la maña. Primero no quería que nadie fumara en la Quinta, y después le bajó la tontera de que no estaba dispuesto a cantar si había olor a asado.

Vaya uno a saber qué es lo que pasa por la cabeza de arriba de este machucado, pero cuando nos contaron que mandó a sacar de su asiento de jurado a Cristián Sánchez quedamos pa' dentro.

Por lo que cachamos, al artista no le gustaron naíta algunas posturas y movimientos que hizo el pierno de Diana Bolocco mientras él estaba cantando. Ese fue el primer argumento que tuvo para tomar tan diva decisión.

Y lo que sin duda nos dejó plop fue saber que el taimado de Morrissey, que desde que puso una patita en Chilito se hace acompañar de un chamán (es una minita), que lo orienta a la hora de percibir buenas o malas vibras, le sopló a la oreja que percibía una mala onda que tenía su epicentro en el palco.

Tras meditar con el Más Allá, la chamán focalizó que todas las malas ondas venían de la humanidad de Sánchez. Segundo motivo para que el pesote lo mandara a sacar de un ala.

"No sé qué fue lo que le pasó (...) Creo que le molestó alguna actitud. Pero de verdad a mí me gusta Morrissey y no entiendo por qué me mandó a sacar. Una pena", dijo Sánchez tras ser gentilmente invitado a abandonar su sillín de jurado.

Pero si creyeron que este cuento del divo terminó ahí, no pueden estar más equivocados, miren que más encima el odioso le pidió a la producción que por ningún motivo hubiera algún producto que viniera de la vaca en su paseo por la Quinta Vergara.

Raya para la suma, ni los animadores del Festival se salvaron de Morrissey, ya que terminaron comiendo maní salado, nueces, pasas y almendras toda la noche. Se pasó.