A los pepes de Locomía no les sirvió ni el abanico

Los españoles llegaron a Chile para presentarse en un show el sábado en el Teatro Caupolicán, todo en el marco de las fiestas Kitsch que ya son un clásico de la cartelera local. Este fin de semana vuelven a la carga con una nueva versión, que en esta ocasión tendrá tres pistas y en el escenario central los abanicos de Locomía.

Traen preparada una presentación que incluye toda su reconocida performance y los éxitos que los hicieron ser uno de los números más atractivos en 1992, cuando se presentaron en el Festival de Viña del Mar.

"Venimos con nuestros trajes, los abanicos, incluso los zapatitos puntiagudos", contó Manolo, el único integrante original que va quedando. Los otros tres chicos son nuevos, Salvador (35), Ferry (28) y Ricky (26) completan el cuarteto. "El sábado van a poder conocer a los nuevos chicos, van a pasarlo bien, van a cantar y a disfrutar mucho de nuestra propuesta", contó Manolo al diario pop.

El show comenzará con Fiesta Latina y esperan "juntar a gente de ayer y gente de hoy, los que nos siguen hace años y los nuevos". El grupo está preparando un disco nuevo, aunque promete no perder la imagen de lo que es Locomía. Entre Buenos Aires y Barcelona graban el nuevo cedé, con muchas canciones antiguas cantadas por los lolitos recién llegados y, por supuesto, temas nuevos para toda la gallá.

Nos es que sus fans los recibieran de esta forma, pero con abanico en mano y arriba de los tacos tuvieron que arrancar de las protestas, ya que su hotel está a media cuadra de Plaza Italia. Las bombas lacrimógenas que tiraron los verdes a los protestantes de HidroAysén les llegaron en todo el caracho.

"La verdad es que nos pilló acá en la recepción, ya habíamos llegado y bajamos de nuestras habitaciones a recoger algunas cosas", dijo Manolo. "Estaba todo acá cargado de gas, y los ojos, la nariz la garganta todo muy colapsado, tuvimos que subir corriendo por la escaleras a nuestras piezas porque era imposible estar aquí", agregó Ricky. "Tuvimos que esperar media hora a que todo se normalizara. Leímos que era por lo del agua, acá la gente es muy Greenpeace", finalizó Salvador.

El que lo pasó peor fue Ferry, quien ya venía medio malito de la garganta y que con el cahuín y las bombas, se tuvo que quedar acostado para estar bien pa'l sábado.

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