A Tanza la querían abarajar en la bañera

No podía ser de otra manera. Fue tanta la majamama de rostros faranduleros que se dejaron ver en Lollapalooza, que estaba diciendo que más de un chauín iba a saltar.

Sabido es que cuando calienta el sol las chiquillas se empiezan a poner cómodas, tal como lo hacía en su momento la inflamable  Licenciada Tetarelli, para dejar ver sus bien mantenidas carrocerías.

Y en el par de días que duró el bochinche en el Parque O'Higgins se dejaron sapear hartas falditas, poleras mojadas y aguas minerales para aplacar, de alguna manera, al caregallo que casi hizo reventar los termómetros.

Y como también hay rockeros posom, había que levantarle una carpa a los perlas para que el astro rey no les quemara la cabeza de arriba ni les pusiera la carejaiba. Ni les cuento cuanto llegaron a pagar los "chuper" que se asomaron por ahí. En fin.

Pero vamos a la papa misma, miren que bajo esa carpa el desfile de artistas y famosillos criollos no paraba ni de noche ni de mañanita. Fue en uno des esos paseítos que luqueamos a la siempre sanita Tanza Varela pasándolo marrano con unas amigas.

Y adivinen qué artista de nacionalidad cachetona  quedó flechado con la rubia que le gusta poco. Ni más ni menos que uno de los integrantes de Illya Kuryaki and the Valderramas. ¿Cómo les quedó el ojo? ¿Ah?

Pero no se vayan a pasar rollos, ya que no estamos hablando del hijo del flaco Spinetta (Dante), sino que del otro califa, Emmanuel Horvilleu.

A MOVER EL CULO

Según nos soplaron, y queremos dejar en claro que no fue el capo máximo del evento, míster Perry Farrell, quien nos pasó el dato, la mitad más incandescente  del dúo hizo contacto visual con Tanza y de una se empezó a hacer el lindo.

Partió cantándole al oído  "abarajame en la bañera, nena", para seguir el pegajoso coro de una de sus canciones más recordadas por la barra: "a mover el culo, a mover el culo".

Pero la cosa no terminó ahí, ya que el hombre andaba más prendido que radio de conserje e invitó a Tanza a seguir conociéndose después de cerrar el boliche el día sábado. En ese momento las amiguis de mi tía le dijeron que era hora de mandarse a cambiar...

El Illya se quedó con la ganas de que lo abarajaran en la bañera. ¡Toing!

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