Los años pasan y los rollitos llegan. Y eso lo sabe bien Alejandro Sanz, que desde que pisó suelo jaguar dejó a la vista que ya no es ese chiquillo huesudo, pelito negro, al que no le sonó el instrumento en su primera visita al Festival, en 1994.
Alejo está rebosante y entregó el secreto pa' sus medidas. ''Hablando en serio, disfruto la vida día a día y tengo que viajar mucho para ir a visitar a todos mis amigos en los diferentes países que viven y eso lleva mucho tiempo; ir a comer cosas que me gustan de cada sitio y tengo que tomarme los traguitos que me gustan'', largó el gozador que en 2008 alcanzó su máxima rechonchez. Pese al constante ir y venir en su curvatura, sus fanas no aflojan y se derriten por él tal cual como cuando tenía 25 pepitas y empezaba a dar su gran salto a la fama.
''Soy un amante de la vida, disfruto cada día al máximo'', recalcó en la concurrida conferencia de prensa que dio ayer, a 24 horas de su presentación en la Quinta Vergara, donde -adelantó- ''voy a respetar los tiempos, es básico. Ayer (lunes) estuve viendo el recital y a Ricardo (Montaner) le tocó cantar a las 2 y tanto... Creo que hay que hacerlo por respeto al público y a los artistas. Trataré de hacer un concierto que se adecúe al Festival. Tendré dos o tres invitadas del jurado a cantar (Ana Torroja, Javiera Mena y Paty Cantú). Se están enterando ahora también, así que espero que digan que sí, ja, ja, já''.