Álvaro Escobar: "Tuvo un valor especial entrevistar a Bonvallet"

Con cambios y nuevos desafíos partió el miércoles la cuarta temporada del programa noctámbulo “Más Vale Tarde”, de Mega, que lleva de la manito Álvaro Escobar, abogado, ex político y actor, que desde 2013 se arranchó en la conducción.

Esta vez, su equipo retorna con nueva escenografía y abiertos a la política, de lo cual Escobar se hace cargo.

- ¿Por qué dice que van a volver al origen del programa?

-  El programa hizo un camino en el aire, donde la conversación fue sólo una parte del espacio original, y al transcurrir el “Más vale Tarde”, se descubrió que eso es lo que el público quería ver. Cuando eso ocurre, también van apareciendo gatilladores, secciones que la gente conocía bien. Y en el último semestre de 2015 había secciones que el público ya podía reconocer, lo que no estaba en el plan original, pero que se fue dando. Eso tiene una ventaja, que encuentras un formato y vas descansando en él. Entonces, la gente sabía que terminábamos con una carta, que en algún momento iba a haber una conexión con un personaje. Todo eso seguirá, pero no necesariamente como una constante. Cada programa será distinto a otro y lo esencial va a ser la conversación.

- ¿Por qué se abre el programa a lo político?

- En años electorales invitamos a políticos, pero después nos desentendimos... Y este es un año electoral, y el afán es cubrir varios aspectos de la realidad nacional, como las elecciones municipales. Y al conversar con los políticos vamos a conocer sus historias, sus biografías. Pero, ¡ojo!, llegan al “Más vale Tarde”, no a la entrevista de quien fue Raquel Correa.

- ¿Y el descrédito de la política?

- Es un riesgo, pero es el mismo que se corre con otras figuras que también han venido al programa con un recorrido que tampoco ha sido de los más luminosos. Además, siempre había una opinión del público hacia el invitado, ya había un pre juicio sobre el invitado. Pero una de las virtudes del programa es sacar a flote el antes y el después de los personajes. Después de verlo, la opinión, el prejuicio, cambia al descubrirse cosas del invitado que enriquecen la opinión. Y confío en que eso pueda pasar con el “Más Vale Tarde”. El invitado tiene una opinión discordante con el público, lo que predispone a la discordia, y súmele a eso el clima de desconfianza, pero el fin del programa es enriquecer el juicio sobre alguien. La idea es celebrar la diversidad. En todo caso, esta es mi esperanza.

- En más de 400 programas, ¿cuál te ha impactado más?

- Todos son entrañables, pero sin duda tuvo un valor muy especial el haber estado presente en uno de los últimos momentos de la vida de Eduardo Bonvallet, quien era compañero de trabajo en radio La Clave, que vino para acá en un momento en que uno no supone que va a ser la última vez que lo ibas a ver. Ahí hay un valor que aplica a los demás programas, ya que en estricto rigor nadie te asegura que esa será la última vez que vas a ver a tu invitado. La conversación con Eduardo es entrañable.

- Tu público objetivo es noctámbulo, ¿no?

- Hemos tomado conciencia de que este programa es muy visto por personas que están despiertas a altas horas de la noche, ¿y qué se hace con esta conciencia? Bueno, es hacer un programa con un ritmo y una temática que, en otro momento del día, no se puede dar. En la noche, el público está en patota y las personas bajan la guardia para poner atención a esas cosas especiales de la vida.

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