Siendo sinceros digamos que es por la caña, por la mona, por exceso de brindis, por prendida, dicharachera, sedienta, el mote que le caiga. La cosa es que la cantante Amy Winehouse, quien dio pena en un concierto en Serbia, donde con suerte se podía las patas de lo cufifa que estaba, finalmente canceló su gira.

Chabela shows en Grecia y Turquía. Su mánager, Raye Cosbert, decidió bajar la cortina, guardar a la cantantante y sacarla un ratito de los focos. Ya cabreado de que la chiquilla no responda a la altura, pensando que sólo hace tres semanas salió de un programa de desintoxicación de alcohol y antes pasaba metida en cahuines con droga.

Los rumores señalan que en esta pasada Amy podría estar un largo rato fuera de los escenarios para concentrarse en dejar de echarle hielo a los vasos. Y por el numerito que se mandó en Serbia, donde hasta le tiró un zapato al público, decidió no pasar boleta, obviando cobrar cualquier piticlín por el bochorno.