Angélica se quedó con las ganas de vivir el abordaje de Prat

Si hace un par de días Angélica Sepúlveda tenía toda la chapa de fortachona,  pegando charchazos y mandándose frases para el bronce como que era "más que ordinaria" y que "peleaba a combos", en el capítulo de anoche de "1810" pudimos ver su faceta picarona. Y adivinen con quién, con Arturo Prat, quien le mueve el piso.

La ganadora de "Granjeras" fue bendecida con el legado de la primera eliminada, Natalia Pinto, que consistía en gozar de una pieza con todas las comodidades del siglo XXI por una semana en compañía de un guashón a su elección. Y, ni tonta, escogió toda cocoroca al descendiente del héroe patrio.

La parejita, que hace días anda como poto y calzón, la pasó malito con tele plasma, un frigobar lleno de cositas ricas, ducha y más encima les fueron a hacer el tonto masaje. Mientras todos sus compañeros estaban oliendo a sopapo, Arturo y Angélica  quedaron enteros olorositos, con la guatita llena y  tirándose  palo tras palo. Cachen que ya se tratan de "esposo mío" y "mi señora".

Para mala pata de Arturo en la pieza había una sola cama, así que a la hora de hacer tuto la producción le pegó la suave PLR, aunque ya en la mañanita estaba de nuevo llevándole desayuno a  su "Negra".

Angélica también es fiera en los asuntos del cucharón, le llegó a salir humito cuando Arturo se acerca a otra minoca y se puso toda celosa cuando la cachonda Matilda, dueña de la pulpería, no paraba de jotearse al chicuelo. Por su parte, el cabro se dejaba querer, pero andaba espirituado que "su señora" le vaya a gritonear por estar mirando para el lado, esa onda.

SE DA VUELTA LA TORTILLA

No todo es romance en "1810". Anoche fue la competencia, la cual consistió en ser unos verdaderos hámster, al tener que girar en unas ruedas de madera trasladándose en busca de unos pergaminos.  La cosa se puso buena porque quienes eran sirvientes se quedaron con el triunfo y algunos ya prometen venganza con sus ex patrones, en especial contra Janis Pope, quien se había creído el cuento de la dama antigua. Mientras el Toby Vega, quedó con la media sonrisa pensando en las órdenes que le iba a dar Coca Mendoza.

Alejandra Rey L.

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