Arturo Ruiz-Tagle quiere mostrar su show como el Coco en el Festival

Más contento que perro con dos colas está el humorista Arturo Ruiz-Tagle, con el éxito de su obra "Para reír hasta que duela", que está presentando todos los viernes y sábados en el teatro San Ginés de Bellavista, en la más pura onda de los monólogos del gran Coco Legrand.

"En todas las funciones recibimos como a 120 asistentes", se quebró el intérprete de "Arturito", quien además ayer volvió a la tele en el programa "Mi Nombre Es...Vip", del 13.

Debido a su buen momento profesional, y tras el soplo de que el próximo Festival de Viña incluirá a un humorista por noche, Ruiz-Tagle se dio tiempo para soñar con regresar al escenario donde estuvo por primera y única vez en 2002.

"Me gustaría llevar al Festival parte de la rutina de mi obra, que aborda con humor temas que son súper contingentes, como los movimientos sociales y los anuncios de Apocalipsis, como para hacer reír mucho al Monstruo", aseguró.

-En tu primera vez en Viña tuviste un recibimiento tibio, ¿piensas que ahora sería mejor?

- Ese es un recuerdo que guardo con ternura. Fue hace 10 años y yo era un veinteañero. Ahora tengo casi 20 años de carrera que me avalan, y una rutina que ha tenido muy buena crítica por todo Chile.

-¿No te da miedo el riesgo que implica subir a la Quinta?

-Para nada, ya fui valiente cuando era más niño y ahora tampoco arrugaría. Además, esta rutina me da seguridad, porque está súper probada y en diferentes públicos.

Según contó el chistólogo, cuicos y populares, mujeres y hombres, y en festivales y eventos privados, la gente ya le ha dado su aprobación a través de aplausos y muchas risas.

- ¿Y a qué crees que se debe el éxito de la obra?

-A que son temas actuales y a que nos identifican a todos. De hecho, yo atribuyo los buenos números al público, que luego de salir del teatro difunde y le recomienda a sus amigos que me vayan a ver.

-¿Qué opinas de que vayan a hacer un concurso de humoristas pa' ir al Festival?

- Yo también estuve en un programa de talentos ("Nace una Estrella", 2001) y me parece positivo este tipo de instancias. Es riesgoso, tanto para el certamen como para el invitado, pero independiente del resultado, a la tele le hace bien refrescar los rostros de vez en cuando.

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