Para Noche de Brujas era una aventura difícil, y no sólo porque se trataba de su primera vez en la Quinta, sino que aparentemente llegaban disminuidos: Kanela con achaques en la espalda y Johnny Bartolo, el otro cerebro del piño, estaba pa'l gato por culpa de la vesícula. ¡Rudo!
Con puro oficio, el grupo cumbiero sacó las dificultades adelante y vivió la más feliz de las noches de su carrera: dos gaviotas y un público arrodillado ante sus éxitos fueron la cosecha más que merecida que se llevaron de Viña.
Lo que hicieron en el escenario fue inobjetable de punta a cabo, pero La Cuarta tuvo acceso al antes y el después de lo que se vivió en el proscenio viñamarino.
Piolita, durante la tarde previa al show, Kanela partió a Lo Vásquez a pedir por una noche tranqui en la Ciudad Jardín, y para hacer tangible esa presencia, llevó una figurita de yeso de la santita, que pasó del camarín al escenario y les dio una mano.
Mientras la virgencita se iba a ver el show, el trompetista Naín Ascencio veía cómo su chaqueta quedaba llena de crema, después de un inesperado choque con una de las tantas tortas que pidió el piño musical. Ágil, el mánager José Luis González agarró una toalla húmeda y salvó el terno del que sopla.
Con las gaviotas en el bolsillo, en el camarín empezó el festejo, al que se sumaron las familias y amigos de los músicos, entre ellos el invitado estelar: Gustavo "Caluga" Escobar, músico de Ricky Martin.
La locura se desató en los vestidores de Noche de Brujas, donde se destapó una botella de vino para una celebración muy íntima, y que terminó en un buen carrete en Jaggers de Viña, local nocturno de propiedad de Kanela.