Así fueron las últimas horas de Julita Astaburuaga

Hace dos años le diagnosticaron cáncer de páncreas. La enfermedad afectó su físico, pero no su buen humor y sus ganas. ''Estuvo radiante hasta sus últimos días'', contó Marcia Scantlebury, amiga de toda la vida de Julita Astaburuaga. La socialité falleció ayer a los 96 años, pero su recuerdo sigue vivo.

''Ella era amiga de la familia de mi esposo. Él la vio hace tres días y estaba radiante'', agregó Marcia, quien era yunta de Julita desde niñas. Con el paso de los años formaron una cofradía con los periodistas Marcia Scantlebury, Mariano Castro y el teólogo Hugo Zepeda.

''Nos juntábamos a conversar. A veces íbamos a comer y hablábamos de todo: desde política a la Luli'', continuó su amiga con una voz que denotaba toda la pena que sentía.

En esas juntas, que a veces eran todas las semanas, nunca se enteraron de su enfermedad. ''En la cofradía nunca nos contó lo del cáncer. A ella no le gustaba hablar de sus males. Era muy positiva'', dijo Zepeda, quien además soltó: ''Julita ayudo a hacer del mundo un lugar más agradable (...) cuando ibamos a comer pedía lo más barato (...) coversábamos de todo, ella era muy multifacética''.

Por su litro, Mariano Castro, el fundador del grupo, señaló desde el dolor: ''Prefiero no referirme al tema por respeto a ella''.

Julita pasó sus últimos días en su departamento en el centro de Santiago. ''Aunque no lo creas era un hogar muy modesto. Estaba bien decorado, pero no era nada muy ostentoso”, aseguró Marcia. Ahí, en el que fue su hogar por años, Julita vivió acompañada de una nana que la ayudaba en los quehaceres diarios.  “Nunca la vi mal, nunca se quejó, nunca puso mala cara, nunca la vi enojada. Ella era pura alegría y buena onda todo el tiempo'', dice Mariano.

Otra de sus amigas más cercana fue Mary Rose Mac-Gill, quien en conversación con el matinal “Mucho Gusto” afirmó: ''Estoy totalmente destrozada (...), Creo que todo Chile va a estar triste, ella tenía una elegancia, una simpatía, era una mujer irrepetible. Va a ser muy difícil reemplazarla''.

Los restos de Julita fueron velados ayer en una misa en la Iglesia del Parque del Recuerdo, ceremonia en la que el cantante Luis Jara cantó el ''Ave María'', así lo pudo escuchar la prensa apostada a las afueras de la capilla del cementerio.

Al responso llegó toda la socialité nacional, quienes sólo tuvieron palabras de agradecimiento hacia la extinta dama.

La Cuarta tuvo acceso a  las amigas más cercanas de Juliita, quienes estuvieron en sus últimas horas.

Soledad Silva con su mentón inquieto por el llanto nos dijo escuétamente que durante el adiós de su amigui ''estuvo todo tranquilo con mucha paz''.

''YA ESTOY EN LA MICRO''

La que sí conversó de todo fue Lucía Gallo: ''Tuvimos más de 35 años de amistad. Tuve la suerte de aprender de ella todo, desde su sencillez, ese ser tan positiva, tener esa alegría de vivir. Tenía problemas como todo el mundo y lo hacía nada. Nos dejó la vara muy alta y un vacío tremendo. La vamos a extrañar, pero no dejaré de brindar por ella''.

Además, detalló la amiga que ''el viernes y ya sabíamos que este tema se venía mal. Lo que más la mantuvo fue su marcapasos y eso no la dejaba irse, porque fisicamente estaba muy mal''.

Confesó que el domingo, en la hora postrera, ''tuve la suerte de estar a su lado, haciéndole cariño, rezandole el Rosario y me dijo: Aay, mijita, cómo te quiero, ya estoy en la micro, estoy tranquila y en paz''.

A modo de deseo de amiga, Lucía Gallo dijo: ''Ya le dije a sus hijos que quiero heredar sus zapatos...''.

Hoy, a las 15 horas, será su funeral en el mismo cementerio, ubicado en la comuna de Huechuraba.

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