La actriz Carrie Fisher tenía en su sistema una mezcla de drogas, incluyendo cocaína y éxtasis, cuando sufrió el infarto que acabó con su vida. La información fue confirmada por el médico forense.
La Princesa Leia de "La guerra de las galaxias" fue trasladada a un hospital en Los Ángeles el 23 de diciembre tras desplomarse en un vuelo desde Londres. Fue declarada muerta cuatro días después.
Había cantidades de alcohol y opiáceos en su sistema, según el informe de toxicología. La misma que dijo que las pruebas sugieren que hubo "exposición a la heroína, pero la dosis y el momento de exposición no pueden ser determinados".
"Por lo tanto, no podemos establecer el peso de la heroína respecto de la causa de la muerte en este caso", agregó el informe del forense del condado de Los Ángeles.
Las pruebas revelaron que la cocaína habría sido tomada dentro de los tres días previos a su colapso, según el informe. Éste estableció como causa de la muerte la "apnea del sueño", un trastorno respiratorio, y "otros factores indeterminados", incluyendo enfermedades del corazón e "ingestión de múltiples drogas".
CARRIE SIEMPRE LUCHÓ CONTRA SU ADICCIÓN
"Mi madre luchó contra la adicción a las drogas y las enfermedades mentales durante toda su vida. Y finalmente murió de eso", dijo la hija de Fisher, la también actriz Billie Lourd, en un comunicado publicado el viernes en la revista de noticias de celebridades People.
"Ella fue deliberadamente abierta en todo su trabajo sobre los estigmas sociales que rodean estas enfermedades", agregó.
El hermano de Carrie, Todd Fisher, dijo por su parte que su batalla contra las drogas y el trastorno bipolar habían puesto "de forma lenta pero segura su salud en peligro durante muchos años".
La madre de Fisher, la actriz Debbie Reynolds, sufrió un ataque fulminante el día después de la muerte de su hija.