Los días de Benjamín Vicuña como nuevo soltero están lejos de ser pacíficos. Es que venirse a Chile tampoco fue el fin a sus vientos huracanados, tras el quiebre con Pampita. Y él lo sabe.
Obvio, porque hace poco los medios lo cacharon y le sacaron casi a la fuerza unas cuantas declaraciones, mientras se metía a TVN. Y advirtiendo que esa puede ser la tónica de su estancia en el calcetín, el hombrón está tomando medidas interesantes.
El viernes por la noche, por ejemplo, el Benja agarró un pitutito de esos que dejan el bolsillo pesadito: animó la fiestoca privada de los trabajadores del banco BBVA, evento que dejó la crema en Espacio Riesco.
Con el micrófono en mano, el galán se vio de lo más desenvuelto en el escenario, como si nunca hubiese pasado nada.
Sin embargo, andaba más blindado que camión de Prosegur, ya que le faltaba puro polarizarse el caracho pa’ que no lo vieran debajo del proscenio.
Según soplaron asistentes a la fiestoca, el Benja andaba resguardado por cinco gorilones, que hacían de todo pa’ que nadie lo molestara.
Además, así tiene más chances de espantar a los medios o los paparazzis, que al menos en Bifelandia lo andan trayendo a rienda corta.
Hoy, Vicuña apagará 37 velitas junto a sus seres queridos y habrá que ver si también alcanza torta pa’ sus guardias, o si se sentirá tranqui al estar solano con sus familiares.