Anoche Tati Penna dejó de una pieza al Pipe Camiroaga en el primer capítulo de la nueva temporada de Sin Dios ni Late, donde debutó como animadora. Sin asco le tiró el primer torpedo:
"Felipe, ¿eres gay?", a lo que el conductor del Buenos Días a Todos respondió: "No, no soy gay".
Así de tajante fue la respuesta que dio el animador, quien por primera vez en toda su carrera se refirió en tevé a los cahuines que hablan de su sexualidad.
Pero eso no es todo, ya que Tati también tocó un tema sensible para Camiroaga: El casorio. Acá el conductor fue tanto más sincero que con su respuesta anterior: "Ya me hubiera separado como dos veces", si es que se hubiese casado.
Penna, quien cariñosamente lo trata de Feli, también fue aguja con el tema de los cabros chicos, y desclasificó que ambos han conversado el tema de la adopción. "Vas a tener que decidirte luego, mira que después vas a estar muy viejo para ir a reunión de apoderados", soltó ella, a lo que él bien relajado le confesó que le gustaría adoptar un pitufito, pero que todavía no ha llegado el momento, pues "un hijo es una responsabilidad enorme y algo para toda la vida".
Y las papitas siguieron. "Igual debo confesar que soy gusto de gay", dijo el soltero más codiciado de Chile, quien aseguró no tener ningún tipo de reparos contra los homosexuales. Basta recordar el supuesto enganche que se produjo entre el madrugador de TVN y el integrante de Locomía, Carlos, durante la realización del Festival de Viña 92.
En más de alguna ocasión Camiroaga dijo que recibió una llamada del petazeta invitándolo a comer, proposición a la que se negó.
"Yo disfruté con el baile en ese show. Es posible que me haya visto bailando y como yo estaba emocionado con el ritmo, tal vez le di falsas esperanzas", contó hace algunas semanas en el matinal de TVN.
DONDE PONE EL OJO... PONE LA BALA
Una de las cualidades que tiene el conductor del Buenos Días a Todos es que no deja títere con cabeza. Así al menos lo demuestra la larga lista de amoríos que se le conocen al Pipe, quien, seamos sinceros, sólo come carne de primer corte.
Desde su prehistórico romance con la cuate Lucero, por allá por Viña 92, hasta la Feña Hansen, son varias las minocas que han tenido la suerte de estar dentro del selecto grupo que han conocido bien de cerca al Halcón de Chicureo.