Cecilia Bolocco se paseó con sus dos amores en Curicó

Pasarán los años, y hay cosas que al parecer nunca cambiarán. Por ejemplo, el chileno pillín seguirá metiéndose por atrás a la maleta (en el Transantiago, su cochino), la “U” se aferrará a la maqueta del estadio y, por supuesto, Cecilia Bolocco seguirá siendo la única, grande y nuestra Miss Universo.

Regia, estupenda y apolínea, ayer la Chechi nuevamente se robó toda la atención en la segunda jornada de la fiesta de la Vendimia. Pero no sólo porque en la noche deslumbró animando el show, sino porque horas antes en el parrillón organizado por la municipalidad tortera, la diosa de la patria apareció, por primera vez, junto a su hijo Máximo y en compañía de José Patricio Daire (61), su nuevo pololis once años mayor que ella .

Pese a que recién van para los tres meses haciendo cuchi cuchi en forma oficial (quién sabe cuánto tiempo antes se dieron... cariño en lo oscurito), la Bolocco y “Pepo”, como le dicen al magnate de las comunicaciones, ayer se dejaron ver como una familia feliz con más kilometraje que el taxista que acarreaba a Johnny Herrera.

Es más, mientras la mayor y con mejor digestión de las Bolocco respondía con paciencia de monja, una y otra vez, que estaba feliz de animar la Vendimia, en otro rincón y alejados de los micrófonos José Patricio escudaba y regaloneaba a Máximo, como si lo hubiera criado de potrillo.

Quienes cachan la interna, cuentan que “Pepo”, que tuvo cinco hijos mientras usaba el anillo carcelero con la otra Cecilia (Cisternas, su ex), es re guaguatero y, por lo mismo, se ha convertido en el papi presente de Maxi, que a Carlos Menem lo ha visto menos que al ex ministro Peñailillo desde que se lo tragó la tierra. A todo esto, qué habrá sido de él, ¿no?

Los mismos sapotes que nunca faltan, agregan que a Máximo, que este noviembre cumplirá 13 años, le encanta conversar con su nuevo “fader” sobre deportes, aunque sus gustos son un resto diferentes, pues el chicoco es loco por el surf, mientras que “Pepo” disfruta más en cuatro, peeero porque es amante del polo, al punto que tiene una cancha del deporte de la realeza en su casita chiquiteeeta de la comuna de Paine.

Más acompañada

Y es tanta la conexión, que la propia Cecilia, después de fumarse un Malboro rojo de esos que humeaba el rudo vaquero de los comerciales ochenteros, le confesó a La Cuarta que la vida ahora, sin duda, es mucho mejor. “Antes sólo nos acompañábamos con Máximo, andábamos juntos sólo los dos para todas partes, pero ahora estamos felices de estar mucho mejor acompañados como ustedes saben”, nos dijo toda cocoroca. Y luego se evaporó como una reina de cuentos...

COMPARTIR NOTA