Chechi Bolocco anoche bajó al pueblo, cabros. De hacer todos los lanzamientos de sus colecciones de pilchas en el barrio alto, ayer la rucia se animó a descender de Plaza Italia hacia el poniente, para mostrar sus diseños "exclusivos" en el Parque Forestal, frente al Museo de Arte Contemporáneo (MAC). Ahí, mismito donde está el caballo regordete de Botero y los pingüinos hacen la cimarra.
Tipín 21 horas, Chechi llegó al brillo. Se bajó de un auto de lujo envuelta en un vestido púrpura de manso escote. Saludó a lo Miss a sus invitados y a toda la barra que sapeaba por las rejas que cercaban el evento. "Este nuevo trabajo tiene mucha sensualidad, diseños con mucho colorido, telas vaporosas, mucha pierna, van a ver transparencias. Se llama colección Alegría Infinita y fue creada en Italia", dijo. Y entremedio, hasta echó la talla que dormía piluchita, para luego darle el vamos al desfile de un cuantuay de trapos primavera-verano al son de pura música tana de fondo y una cotota pantalla gigante.
Más de veinte modeláis exhibieron blusones, jeans apretados, una que otra transparencia y sombreros tipo Novicia Rebelde. Nada de colaless, ah.
"Estoy muy contenta de haber revestido este magnífico monumento nacional... Siempre estoy estudiando, poniéndome al día con las últimas tendencias", agradeció Chechi al final de la pasada, radiante y con otro escote que casi le deja la delantera al aire, si no se lo afirma.
El convite se cerró con un cóctel en el que Máximo lo pasó como la mona. Hizo un berrinche de este porte, con tirada al suelo, porque se quería ir. Chechi, como pudo, trató de calmarlo, pero no hubo caso que parara de llorar.
LOS MISMOS
Como siempre, el familión Bolocco-Fonck más Cristián Sánchez luqueó en primera fila el espectáculo. También se dejaron caer un par de rostros como la actriz Katyna Huberman, Jordi Castell, Fernando Larraín, incluso Catarina, la prima chilena de Cindy Crawford.
Carolina Ruiz M.