Chechi y Tonkita hicieron hervir a Conce con doble koala mortal

En una mano colgaba Tonka Tomicic y por el otro lado estaba agarradita Cecilia Bolocco, el suertudo, a ojos de todos los machos del público de Concepción, era Rafael Araneda, quien se las dio de choro y anoche cumplió con hacer un califa koala mortal con las dos animadoras en el segundo show de gala de la gira al sur de la Teletón.

Ambas saltaron al mismo tiempo a los brazos del animador, quien cual Tarzán las tomó y hasta las hizo menearse sobre él. "Son livianitas, no cuesta na' levantarlas. Pesan como quince kilos cada una", comentó después.

Y ojo, que así como a Araneda lo miró desde lejos su mujer Marcela Vacarezza, Tonka fue marcada en todo momento por Marco Antonio Leiva, su místico pololo que no le quitó el ojo de encima. Por cierto, como la Chechi andaba solita, dijo que a ella la vigilaba el público. Eso sí verseó cocoroca al diario pop que "vine a pasarlo bien, hace tiempo que lo estoy haciendo, gozando, disfrutando".

Monos. La gente de Conce se aglomeró en la Plaza de Armas. Llegó tanta barra a ver el show de Croni-K, Difuntos Correa, Los Charros de la Comuna de Lumaco, Carolina Soto, Manpoval y La Noche; que hubo un momento donde el descontrol se apoderó del público y hubo que pedir calma.

En la primera fila, algunas fans adictas al perreo quedaron apretadas contra las barras de contención y perdieron el aliento. Más encima, unos cabros chicos treparon como monos en los árboles más altos de la plaza, interfiriendo con los mansos focos que se habían puesto para la iluminación.

DE VIAJE

Hoy el trencito que la lleva a la hora de la solidaridad partirá hasta Valdivia, donde se sumarán Benjamín Vicuña, Angélica Castro y Cristián de la Fuente. La gira terminará el domingo en Puerto Montt con una gran fiestoca.

TREN SE PITEÓ A PINGO DESPISTADO

Un bello caballo pura sangre sureña, color café y adulto en sus menesteres; encontró la muerte entre los rieles que unen Chillán y San Rosendo, cuando el tren que lleva la gira de la Teletón lo atropelló mientras cruzaba pajaronamente junto a su manada amiga.

El animal era tan grande y fornido, que provocó que la comitiva se chantara en mitad del campo por casi una hora; tiempo que terminó desesperando a los comensales, quienes morbosos se agolparon en la parte delantera del chucuchucu sólo para ver los pedacitos sanguinolentos del animal descuartizado.

El choque entre el animal y el tren dejó la mansaca en el vehículo de transporte, pues se rompieron unas cañerías y los repuestos debieron ser trasladados desde Chillán para arreglar el entuerto.

Don Francisco, a quien le gusta que se cumplan los horarios de la gira, comenzó a desesperarse al ver que el tren no partía. Inmediatamente mandó a que le averiguaran cuánto faltaba para partir, pues si no agarraría su papú particular y las emplumaría solito a Concepción. Lo único potable de la muerte del equino, fue que le dejó tiempo suficiente a los artistas bohemios para pegarse su buena pestañada con ronquido saliviento y todo.

Karen Punaro M.

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