¡Cristina, me ahogoooo!

Son las nueve de la mañana y la modelo Cristina Aránguiz llega hasta un popular balneario para llevar a cabo un curioso experimento científico, encomendado por el nunca bien ponderado Centro de Estudios Califas del diario pop.

¿El objetivox?x Cachar qué cresta pasaría si en plena temporada estival chantamos en una playa chilensis a una salvavidas más rica que chela en el desierto.

La idea es dejar la grande, y por lo mismo los expertos en filetes de La Cuarta han escogido a la exuberante rubia de 21 primaveras e infartantes medidas 92-62-94, para realizar un análisis en terreno con todas las de la ley.

"Me siento como una fantasía playera", comenta una vez sobre la arena la ricura con yapa, quien en pocos segundos ha logrado captar las miradas del respetable. Pese a estudiar para Preparador Físico, los presentes en la playa coinciden en que la chiquilla ya está listita y no tiene na' que pre-parar.

"¡Ay!, pero si mi pega es poner a punto el cuerpo del resto", explica con paciencia la minurri, mientras conoce a los dos ágiles de las olas que la acompañarán durante su fogoso periplo por ese mar que tranquilo nos baña.

Parte el turno y como buena matea la santiaguina toma su lugar al centro de la torre de vigilancia. A lo lejos dos pelo duro hacen como que se ahogan, pero los muy frescos están al borde del agua así que la rubia debilidad capta sus intenciones y no los pesca. Muy rubia será, pero Cristina cacha al vuelo a los piedra de curanto.

La cosa cambia cuando minutos después la ex Bomba 4 observa a lo lejos lo que parece una emergencia. Se toma en serio su rol y parte corriendo hacia el lugar, mientras sus compañeros, los bañistas, el caballero del estacionamiento e incluso el vendedor de cuchuflís, la observan picar. "Si hasta la veo en cámara leeenta", susurra el último.

Ella no pesca y, profesional, corre sin tregua hasta llegar al borde del agua. Claro, apenas deposita sus delicadas extremidades sobre el océano Pacífico se da cuenta que viene sola y al voltear comprueba empíricamente la tesis pop: Todos optaron por mirar su trote desde atrás, y nadie pescó al supuesto ahogado, un tal Patricio Manotas que en aras de la ciencia se había mandado flor de performance.

"Al parecer será mejor que le dejemos esta pega a los capos del 137", sentencia desde lejos la musa canceriana, quien cachando que lo suyo no es rescatar sino que ser admirada, se dedica a posar para todos los presentes.

Bueno, para casi todos, porque entendiendo que su pega es de vida o muerte, los salvavidas del lugar (que cachaban todo el mote) observan la mar en busca de algún incidente. "Está bien, cada uno en lo suyo", dice Cristina, quien nostálgica se detiene a observar la paradisíaca playa que le cumplió la fantasía de ser, al menos por minutos, una verdadera Guardiana de la Bahía.

P.D: Señor lector, si usted presencia algún accidente en el mar, no se le vaya a ocurrir invocar a la rucia, poh. Tenga clarito que llamando al 137 puede salvar una vida.

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