SANTIAGO, 09/09/09.- Bajo la dirección de Raúl Osorio, ya terminan exitosamente las presentaciones de "Tres Marías y una Rosa", clásico de los años 70's, que cuenta la historia de grupo de féminas que fabrica arpilleras para venderlas y subsistir en una época de cesantía durante un régimen militar que ahoga las esperanzas.

Las mujeres, según la obra, además de aprender un oficio, realizan un trabajo remunerado y  fortalecen la autoestima. El lugar es un centro generador de solidaridad que acoge a numerosas mujeres que, en  tiempos difíciles, buscan enfrentar las necesidades cotidianas y darle sentido a la vida.

UN POCO DE HISTORIA

A fines de los 70, las actrices Luz Jiménez, Myriam Palacios, Loreto Valenzuela y Soledad Alonso realizaron por un año un trabajo de investigación en terreno en casas y lugares de trabajo de un grupo de pobladoras con maridos cesantes, que le ponían el hombro como arpilleristas en medio de la pobreza y represión de los campamentos de Santiago.

De dicha investigación, en 1979 se monta "Tres Marías y una Rosa", exitosa obra que con miras al Bicentenario ya termina su ciclo en la Sala Antonio Varas.

Y fue el mismo director que estuvo a cargo de la obra en esos años, el que se hizo cargo, esta vez con un nuevo elenco, del actual montaje, cuyas protagonistas son las actrices Cecilia Cucurella (Maruja), Priscila Huaico (María Ester), Catalina Bianchi (María Luisa) y Javiera Osorio (Rosa).

En el momento de su estreno, las caporales actrices comentaron sobre la obra que, a diferencia de la época que retrata la obra, el país cambió en estas tres décadas, pero que la contingencia de la crisis financiera actual, revitaliza el fondo del montaje.

En esa oportunidad, las talentosas indicaron que "Chile ha cambiado, pero los problemas sociales son los mismos".

En 1979, la obra intentaba retratar la realidad social del país y se presentó con gran éxito por 15 meses en el Teatro El Angel de Santiago. También se exhibió en giras por EEUU, Inglaterra, Alemania, Francia y Canadá. Por su temática, la pieza estuvo a punto de ser censurada. Incluso, el director Raúl Osorio y el dramaturgo David Benavente tuvieron que declarar ante el Ministerio de Defensa.