Nadie se imaginó que Dama y Obrero podría romper esquemas en el rating de las 14.50, dejando atrás a la hora de almuerzo a producciones cebolleras de otros países más expertos en los dramones.
El más contento con el éxito es José Ignacio Valenzuela, el guionista del culebrón. Conocido también como el Chascas, ha llevado a la tevé historias caracterizadas por el melodrama y cachuines. Muchas de ellas marcaron las teleseries a comienzo de los 90.
Valenzuela contó a La Cuarta que la inspiración la encontró en Miami, donde actualmente está viviendo. "Siempre he sido un defensor acérrimo del melodrama. Es el género que defiendo, porque lo hemos inventado los latinoamericanos y la televisión le debe mucho a este tipo de dramas".
- ¿Cuánta fe le tenías a Dama y Obrero?
- No pensaba en el éxito, porque la mejor receta que tengo en mi vida para no morir de un ataque cardíaco es no tener expectativas antes de una teleserie.
- ¿Qué cuestiones cachaste que no podían faltar en este culebrón?
- Se conservan a los personajes malos y los ingenuos, la mamá que vuelve después de años de desaparecida. Le estoy echando mano a todo los elementos clásicos del melodrama.
-¿Te inspiraste en producciones venezolanas?
- Si se cataloga de esa manera es un perjuicio, lo que pasa es que todas esas historias son parte del género de este tipo de teleseries.
- Y todas tienen su público, ¿por qué será?...
- Dama y Obrero tiene los elementos típicos y más tradicionales de una persona normal. Las otras exploran espacios poco reconocibles para la audiencia. La nuestra ocurre en el living de una casa muy chilena y eso le llega más a la gente.
INTIMIDAD
María Eugenia Rencoret, directora del área dramática de TVN, asume que la realidad en el guión es lo que ha marcado la diferencia: "Estamos ante una historia muy identificable en nuestra sociedad. Mostramos personajes cercanos y reconocibles, temáticas que abordan las diferencias sociales y la clásica historia de amor imposible. Cuando debutamos con Esperanza teníamos la percepción de que la gente quería ver historias con contenidos locales, la consolidación de Dama y Obrero nos indica que íbamos por el camino correcto".
EL GALÁN POBLETE
Julio (Francisco Pérez-Bannen) es el cabro humilde y más rico que un churro. Es el típico lolo trabajador que se esfuerza por salir adelante, pero todo se pone en su contra cuando se da cuenta que se enamora de una joven peloláis.
LA NIÑA RICA
Ignacia (María Gracia Omegna) es joven, linda y pudiente. Tiene la posibilidad de sacar del hoyo financiero a su familia, luego de perderlo todo por circunstancias de la vida. Se enamora del pobre, justo un par de días antes de casarse.
LA LISIADA
Lejos es el papel más dramático de una teleserie cebollera. Mireya (Elisa Zulueta), es inválida y su amor (Julio) la engaña con la ricachona de la historia. Ella sufre en silencio y arma su vida a pesar de saber toda la verdad.
EL MALO
Tomás (César Sepúlveda) se quiere casar con la niña rica para cuidar su imagen de intachable. Abusa del copete, se pone violento y más encima gorrea a su futura esposa con la mejor amiga.
LA SUEGRA JODIDA
Engracia (Magdalena Max Neef), madre de Ignacia, lucha por mantener un estatus a pesar de no tener ni uno. Idolatra a su futuro yerno y hasta le hace cambio de luces. O sea, arribista y fresca.
¿SON HERMANOS?
Los protagonistas que se enamoran en una de esas capaz son hermanos. Julio podría ser fruto de una relación de su madre biológica con el papá de Ignacia. Imagínese el manso enredo, con la guagua perdida incluída.